¿Qué te pasa, hijo? , ¿Quién
quiere hacerte daño? No temas; yo me haré cargo de eso. Para el caso, cuenta
conmigo y con mi Hijo, tu hermano, quien está a la derecha del Padre y es fiel
mediador e intercesor por tus pecados. Debes tener total confianza en Él,
porque es Él quien da la vida, es Él quien vence a la muerte. Habiendo asumido
carne de mí en el tiempo, engendrado por el Padre desde la eternidad, ha sido
enviado para la salvación de todo el mundo. De Él proceden la esperanza y el
consuelo, la fe y la victoria. Por eso, acuérdate siempre de Jesús y de María,
y no sentirás miedo de ningún enemigo.
Yo soy la Madre del noble
amor, del casto y santo temor, del piadoso alivio y del suavísimo consuelo. Por
lo cual, al oír mi nombre, regocíjate de todo corazón. Inclínate con respeto y
salúdame con alegría, porque al honrar a la Madre honras también al Hijo, que
tiene a Dios por Padre. Yo soy María, la Madre de Jesús, y este será por
siempre mi nombre. ¿Y quién es Jesús? Es el Cristo, el Hijo del Dios vivo, el
Salvador del mundo, el Rey del cielo y de la tierra, el Señor de los ángeles y
el Redentor de los fieles, el Juez de vivos y muertos.
De la "Imitación de María",
del Beato Tomás de Kempis
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.