Hubo una vez una más pura que
las demás en un rincón de Galilea.
Porque las otras eran puras,
pero María era la flor de la pureza.
La voz eterna del Arcángel
iluminó su obscuridad y su pobreza.
Ave María (le decía como
nosotros le decimos), gratia plena.
Su corazón, que era un
prodigio, quedó suspenso al escuchar la voz aquella.
La criatura se asombraba de
ver a Dios Nuestro Señor pendiente de ella.
Adán oía entre las sombras y
entre las sombras escuchaban los Profetas.
Los pobres muertos, en su
patria de polvo y siglos, esperaban la respuesta.
Cuando la niña abrió los
labios, el paraíso lentamente abrió sus puertas.
Y Dios bajó, para salvarnos,
al vientre puro de su Madre, la Doncella.
La misteriosa economía del
universo está pendiente de sus manos.
Porque por algo están unidas
constantemente y sin rumor en su regazo.
Esa tarea silenciosa mueve la
máquina invisible de los astros.
La fuerza muda y escondida de
la oración es la que impide su fracaso.
Por ella el frío es menos frío
y el desamparo es mucho menos desamparo.
Por ella el hombre sobrelleva
su enorme carga de amargura y de cansancio.
Siempre encerrada en su
pureza, la dulce niña nos ayuda sin descanso.
La caridad en que se quema nos
ilumina con su fuego sacrosanto.
El mundo es grande para todos,
pero es pequeño como un niño entre sus brazos.
Puede dormir profundamente,
pues la doncella que lo acuna está rezando.
Si la doncella no velara,
¿quién dormiría en esta noche tenebrosa?
¿Quién viviría para el débil,
para el que sufre soledad, para el que llora?
¿Quién vencería en este mundo
la poderosa resistencia de las cosas?
¿Quién pagaría lo que falta
pagar a Dios por la belleza de sus obras?
Contra la muerte y el olvido
su cuerpo frágil de mujer es una roca.
Dormido en ella, el hombre
puede sobrevivir a los peligros que lo acosan.
Sólo viviendo en esa cárcel el
hombre es libre como el pájaro y las olas.
Porque ni el tiempo ni el
espacio tienen cabida en la prisión maravillosa.
El corazón, esperanzado,
distingue al fin algo de luz entre las sombras.
Y el alma, llena de alegría,
puede decir con emoción que no está sola.
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