¡Bendita Virgen María, mi
principal defensora y mediadora!, yo miserable pecador, el más indigno y el más
pequeño de tus sirvientes, humildemente postrado ante Ti, confiado a tu bondad
y misericordia, y animado por un gran deseo de imitar tus Hermosas virtudes, te
elijo hoy por mi madre, rogándote que me recibas en el número de la suerte de
tus queridos hijos. Hago una donación total e irrevocable de mí mismo. Recibe
mi protesta de la gracia. Me gusta la confianza con que me abandono en tus
brazos. Dame tu protección materna a lo largo de mi vida y particularmente a la
hora de la muerte, para que mi alma, liberada de los cordones del cuerpo, pase
de este valle de lágrimas para disfrutar contigo la gloria eterna en el reino
de los cielos. Que así sea.
Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!
sábado, 4 de febrero de 2023
ORACIÓN DE DON BOSCO A NUESTRA MADRE
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