Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!
sábado, 21 de febrero de 2015
miércoles, 18 de febrero de 2015
ORACIONES DE LOS SANTOS A NUESTRA MADRE MARÍA
¡Oh María! Tened piedad de mí |
¡Oh divina María, mi única Soberana, y después de Dios mi
verdadero consuelo en este mundo! Vos sois el rocío celestial que dulcifica mis
amarguras. Vos sois la brillante luz que disipa las tinieblas que rodean a mi
alma. Vos sois la guía de mis pasos, la fuerza de mis debilidades, el tesoro en
mi pobreza, el bálsamo que cura mis heridas, el consuelo que enjuga mis lágrimas,
mi refugio en las miserias, y la esperanza de mi salvación ¡Oh María! Tened
piedad de mí, Vos que sois la Madre de Dios, que tanto amas a los hombres,
concededme lo que os pido. Vos que sois nuestra defensa y nuestra alegría,
haced que yo sea digno de gozar con Vos esa bienaventuranza que gozáis en el
cielo. Amén.
San Germán, Patriarca de Constantinopla
sábado, 14 de febrero de 2015
miércoles, 11 de febrero de 2015
A LA VIRGEN DE LOURDES POR LOS ENFERMOS
Virgen de Lourdes, ¡rogad por nosotros!
Consuelo de los afligidos, ¡rogad por nosotros!
Salud de los enfermos, ¡rogad por nosotros!
|
¡Oh amabilísima Virgen de Lourdes, Madre de Dios y Madre
nuestra! Llenos de aflicción y con lágrimas fluyendo de los ojos, acudimos en
las horas amargas de la enfermedad a vuestro maternal corazón, para pediros que
derraméis a manos llenas el tesoro de vuestras misericordias sobre nosotros.
Indignos somos por nuestros pecados de que nos escuchéis:
pero acordaos, os diré con vuestro siervo San Bernardo, que jamás se ha oído
decir que ninguno de los que han acudido a Vos haya sido abandonado de Vos. ¡Madre
tierna! ¡Madre bondadosa! ¡Madre dulcísima! Ya que Dios obra por vuestra mano
curaciones sin cuento en la Gruta prodigiosa de Lourdes, sanando tantas
víctimas del dolor, guardad también una mirada de bendición para nuestro pobre
enfermo… Alcanzadle de vuestro Divino Hijo Jesucristo la deseada salud, si ha
de ser para mayor gloria de Dios. Pero mucho más alcanzadnos a todos el perdón
de nuestros pecados, paciencia y resignación en los sufrimientos y sobre todo
un amor grande y eterno a nuestro Dios prisionero por nosotros en los
Sagrarios. Amén.
Rezar tres Avemarías
domingo, 8 de febrero de 2015
ORACIONES A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA PARA CADA UNO DE LOS DÍAS DE LA SEMANA (Todos los días)
sábado, 7 de febrero de 2015
ORACIONES A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA PARA CADA UNO DE LOS DÍAS DE LA SEMANA
SÁBADO
¡Oh gran Abogada mía, tened compasión de mí! |
¡Oh Madre mía Santísima! Veo
las gracias que me habéis obtenido y veo la ingratitud con que os he
correspondido. El ingrato ya no es digno de beneficios, mas no por esto quiero
desconfiar de vuestra misericordia. ¡Oh gran Abogada mía, tened compasión de
mí! Vos sois la dispensadora de todas las gracias que Dios concede a nosotros,
miserables; y para este fin os ha hecho tan poderosa, tan rica, tan benigna:
para que nos socorráis. Yo quiero salvarme. En vuestras manos pongo la causa de
mi salvación; a Vos confío mi alma. Quiero ser inscrito entre vuestros más
especiales servidores; no me desechéis. Vos andáis buscando a los miserables
para auxiliarles: no abandonéis a un pobre pecador que recurre a Vos. Hablad en
mi favor; vuestro Hijo hace todo cuanto le pedís. Tomadme bajo vuestra
protección y esto me basta, pues si Vos me protegéis, nada temo. No temo mis
pecados porque Vos, según espero, me obtendréis el perdón; no temo los
demonios, porque Vos sois más poderosa que todo el infierno; no temo a mi mismo
Juez, Jesús, porque, ante una súplica vuestra, se aplacará. Protegedme y
alcanzadme, Madre mía, el perdón de todos mis pecados, el amor a Jesús, la
santa perseverancia, la buena muerte y, finalmente, el Paraíso. Es cierto que
no merezco esta gracia, pero Vos la pediréis por mí al Señor y la obtendréis.
Rogad pues, a Jesús por mí. ¡Oh María, Reina mía, en Vos confío!, en esta
esperanza descanso y vivo, y con esta esperanza quiero morir. Así sea.
Tres Avemarías en reparación
de las blasfemias contra la Santísima Virgen María.
PRIMER SÁBADO DE MES
"Mira, hija mía, mi Corazón cercado de espinas que
los hombres ingratos me clavan sin cesar con blasfemias e ingratitudes. Tú, al
menos, procura consolarme y di que a todos los que durante cinco meses en el
primer sábado se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen los cinco
misterios del Rosario y me hagan compañía durante 15 minutos meditando en los
misterios del Rosario con el fin de desagraviarme, les prometo asistir en la
hora de la muerte con las gracias necesarias para su salvación"
viernes, 6 de febrero de 2015
ORACIONES A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA PARA CADA UNO DE LOS DÍAS DE LA SEMANA
VIERNES
¡Oh Madre mía!, me siento además, demasiado obligado a vuestro Hijo; veo que merece un amor infinito |
¡Oh María! Vos sois la más noble,
la más sublime, la más pura, la más bella, y la más santa de todas las
criaturas. ¡Oh, si todos os conociesen, Señora mía, y amasen como merecéis!
Empero, me consuela el que tantas almas santas en el cielo y justas en la
tierra, vivan enamoradas de vuestra bondad y belleza. Y me alegra, sobre todo,
el que Dios os ame más que a todos los hombres y a todos los Ángeles juntos.
Reina amabilísima, también yo, miserable, pecador, os amo; pero os amo
demasiado poco; quiero para Vos un amor más grande y más tierno, y Vos me lo
habéis de alcanzar, ya que el amaros es una gran señal de predestinación y una
gracia que Dios concede a los que se salvan. ¡Oh Madre mía!, me siento además,
demasiado obligado a vuestro Hijo; veo que merece un amor infinito. Vos, que no
deseáis otra cosa que verle amado, me habéis de alcanzar la gracia de un grande
amor a Jesucristo. Vos, que conseguís de Dios todo cuanto queréis, alcanzadme
esta gracia de permanecer de tal manera ligado a la Divina Voluntad, que jamás
me aparte de ella. No busco bienes de la tierra, ni honores, ni riquezas; busco
lo que más desea vuestro corazón, amar solamente a Dios. ¿Es posible que no
queráis ayudarme en este deseo, que tanto os agrada? No, pues me ayudáis ya y
rogáis por mí. Rogad, ¡oh María!, y no dejéis de hacerlo hasta que me veáis en
el cielo, donde estaré seguro de poseer y amar para siempre a mi Dios
juntamente con Vos, Madre mía amantísima. Así sea.
Tres Avemarías en reparación
de las blasfemias contra la Santísima Virgen María.
jueves, 5 de febrero de 2015
ORACIONES A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA PARA CADA UNO DE LOS DÍAS DE LA SEMANA
JUEVES
¡Oh María!, mirad en cuantos peligros me encuentro, y me he de encontrar, de perder mi alma, el Paraíso y a Dios, mientras viva en esta tierra |
¡Oh Reina del Paraíso, que
estáis sentada sobre todos los coros de los Ángeles, la más cercana a Dios!
Desde este valle de miserias, yo, miserable pecador, os saludo y os ruego que
volváis hacia mí vuestros ojos misericordiosos. ¡Oh María!, mirad en cuantos
peligros me encuentro, y me he de encontrar, de perder mi alma, el Paraíso y a
Dios, mientras viva en esta tierra. En Vos, Señora, he puesto toda mi
esperanza. Os amo, y suspiro por ir pronto a veros y a alabaros en el Paraíso.
¡Ah María! ¿Cuál será el día en que me veré ya salvo a vuestros pies? ¿Cuándo
besaré aquella mano que tantas veces me ha librado del infierno y tantas
mercedes me ha dispensado? Es cierto, Madre mía, que he sido muy ingrato
durante mi vida; pero, si voy al Paraíso, os amaré cuanto pueda por toda la
eternidad y, en desquite por mi ingratitud, os bendeciré y os daré gracias,
para siempre. Doy gracias a Dios, que me da tal confianza en la Sangre de
Jesucristo y en vuestra poderosa intercesión. Esto mismo han esperado vuestros
verdaderos devotos, y ninguno ha sido defraudado. Tampoco lo seré yo. ¡Oh
María! Rogad a vuestro Hijo, como le ruego también yo, por los méritos de su
Pasión, que confirme y acreciente cada día más estas mis esperanzas. Así sea.
Tres Avemarías en reparación de las blasfemias
contra la Santísima Virgen María.
miércoles, 4 de febrero de 2015
ORACIONES A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA PARA CADA UNO DE LOS DÍAS DE LA SEMANA
MIÉRCOLES
¡Oh Madre de Dios, María
Santísima, cuántas veces he merecido el infierno por mis pecados! Tal vez
la sentencia por mi primer pecado se hubiera ejecutado, si vuestra piadosa mano
no hubiese detenido la Divina Justicia. Y después, venciendo mi dureza, me
habéis llamado a tener confianza en Vos. ¡Oh!, y en cuántos otros delitos no
hubiese quizás caído, a causa de los peligros que se me han presentado, si Vos,
¡oh Madre amorosa!, no me hubieseis preservado con las gracias que me
habéis alcanzado. ¡Ah, Reina mía! ¿De qué me servirán vuestra misericordia
y los favores que me habéis hecho si me condeno? Si un tiempo no os amé, ahora,
después de Dios, os amo sobre todas las cosas. ¡Ah!, no me permitáis que vuelva
las espaldas a Vos y a Dios, que por mediación vuestra tantas misericordias me
ha concedido. ¿Toleraréis ver condenado a un siervo vuestro, que os ama? ¡Oh María!
¿Qué me decís? ¿Me condenaré? Me condenaré, si os abandono. Pero, ¿quién podrá
olvidarse del amor que me habéis tenido? No, que no se pierde el que a Vos con
fidelidad se encomienda y a Vos acude. ¡Ah!, no me dejéis en mi arbitrio,
¡Madre mía!, porque me perderé. Haced
que siempre acuda a Vos. Salvadme, ¡Esperanza mía!, salvadme del infierno y,
ante todo, del pecado, que es lo único que al infierno me puede condenar. Así
sea.
Tres Avemarías en reparación
de las blasfemias contra la Santísima Virgen María.
martes, 3 de febrero de 2015
ORACIONES A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA PARA CADA UNO DE LOS DÍAS DE LA SEMANA
MARTES
¡Oh Madre mía Dulcísima!, en la sangre de Jesucristo y en vuestra intercesión pongo toda mi esperanza |
¡Oh María Santísima, Madre de
bondad y de misericordia!, considerando mis pecados y pensando en el momento de
mi muerte, tiemblo y estoy confuso. ¡Oh Madre mía Dulcísima!, en la sangre de Jesucristo
y en vuestra intercesión pongo toda mi esperanza. ¡Oh Consuelo de los
afligidos!, no me dejéis en aquel trance; no dejéis de consolarme en tan grande
aflicción. Si ahora me causa tan gran tormento el recuerdo de mis pecados, la
incertidumbre del perdón, el peligro de caer de nuevo y el rigor de la divina
justicia ¿qué será de mí en aquella hora? ¡Ah Señora mía!, antes de que llegue
la muerte, alcanzadme una gran contrición de mis pecados, una verdadera
enmienda y la fidelidad a Dios en lo que me queda de vida. Y cuando llegue el
tiempo de mi muerte, ¡Oh María, esperanza mía!, ayudadme en aquellas angustias
en que me he de encontrar; dadme fuerzas para no desesperar a la vista de mis
culpas que el demonio pondrán delante de mí. Haced que entonces os invoque con
más frecuencia, para que expire con vuestro Dulcísimo Nombre en los labios y
con el de vuestro Santísimo Hijo. Quiero y espero de Vos esta gracia que habéis
hecho a tantos devotos vuestros. Así sea.
Tres Avemarías
en reparación de las blasfemias contra la Santísima Virgen María.
lunes, 2 de febrero de 2015
PURIFICACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
¡Oh Madre mía, María! Ya que, a pesar de estar exenta de toda sombra de imperfecciones, quisiste ser purificada |
¡Oh Jesús! Por las manos de María quiero hoy ofrecerme al
Eterno Padre juntamente contigo. Mas Tú eres Hostia Purísima, Santa, Inmaculada,
y yo me encuentro lleno de manchas, de miserias y de pecados.
¡Oh Madre mía, María! Ya que, a pesar de estar exenta de
toda sombra de imperfecciones, quisiste ser purificada, te pido que limpies mi
pobre alma, para que pueda ser ofrecida menos indignamente al Padre en unión con
tu Jesús. ¡Oh Virgen Purísima! Introdúceme en el camino de una seria y profunda
purificación, y después acompáñame Tú misma, para que por mi pusilanimidad no
desfallezca ante la aspereza del camino.
ORACIONES A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA PARA CADA UNO DE LOS DÍAS DE LA SEMANA
LUNES
Es verdad que, en mi vida pasada, caí miserablemente en la culpa. Tengo, empero, la esperanza de que, por los méritos de Jesucristo y pos vuestras plegarias, he obtenido ya el perdón |
¡Oh Reina del cielo!, yo que
fui un tiempo esclavo del demonio me consagro ahora a Vos como perpetuo esclavo
vuestro y me ofrezco para honraros y serviros durante toda mi vida. Aceptarme,
pues, por siervo vuestro, y no me desechéis cual merecía. ¡Madre mía!, en Vos
he puesto toda mi confianza. Bendigo y doy gracias a Dios, que, por su
misericordia, me ha dado esta confianza en Vos. Es verdad que, en mi vida
pasada, caí miserablemente en la culpa. Tengo, empero, la esperanza de que, por
los méritos de Jesucristo y pos vuestras plegarias, he obtenido ya el perdón.
Pero esto no basta, ¡Madre mía!, un pensamiento mi aflige, y es que puedo de
nuevo perder la divina gracia; los peligros son continuos y los enemigos no
duermen, y nuevas tentaciones me asaltan. ¡Ah Señora mía, protegedme! Ayudadme
en los asaltos del infierno y no permitáis que de nuevo cometa el pecado y
ofenda a vuestro Divino Hijo Jesús. No, no ocurra jamás que de nuevo tenga que
perder el alma, el paraíso y Dios. Esta gracia os pido, ¡oh María!, ésta
quiero, para ésta interceded por mí. Así lo espero. Así sea.
Tres Avemarías en reparación
de las blasfemias contra la Santísima Virgen María.
domingo, 1 de febrero de 2015
ORACIONES A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA PARA CADA UNO DE LOS DÍAS DE LA SEMANA
Domingo
No merezco siquiera que me miréis; pero sé que Vos al ver a vuestro Hijo muerto para salvar a los pecadores, deseáis en gran manera ayudarlos |
He aquí a vuestras plantas,
¡oh Madre de Dios!, un miserable pecador, que a Vos acude y en Vos confía. No
merezco siquiera que me miréis; pero sé que Vos al ver a vuestro Hijo muerto
para salvar a los pecadores, deseáis en gran manera ayudarlos. ¡Oh Madre de
misericordia!, volved vuestros ojos hacia mis miserias y tened compasión de mí.
Oigo como todos os llaman refugio de los pecadores, esperanza de los que
desesperan, auxilio de los abandonados. Vos sois, pues, mi refugio, mi auxilio
y mi esperanza. Vos me habéis de salvar con vuestra intercesión. Socorredme por
amor a Jesucristo, dad la mano a un miserable caído, que se encomienda a Vos.
Sé que experimentáis gran consuelo en ayudar a un pecador, cuando podéis;
ayudadme, pues, ahora que podéis ayudarme. Con mis pecados he perdido la divina
gracia y mi alma. Me pongo ahora en vuestras manos: decid qué he de hacer para
recuperar la gracia del Señor, pues en seguida quiero hacerlo. Él me manda a
Vos, para que me socorráis; quiere que recurra a vuestra misericordia, para
que, no sólo los méritos de vuestros Hijo, sino también vuestras plegarias me
ayuden a salvarme. A Vos, pues, acudo. Rogad a Jesús por mí. Haced conocer el
bien que sabéis hacer al que confía en Vos. Así lo espero. Así sea.
Tres Avemarías en reparación
de las blasfemias contra la Santísima Virgen María.
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