Ni antes de ser elevada a la altísima dignidad de Madre de Dios y de Reina de los cielos y tierra ni después tuvo María en su ánimo movimiento alguno que la descompusiera, desarreglara ni desordenara |
DÍA OCTAVO
UN RAMILLETE DE FLORES
CAMPESTRES Y SILVESTRES
Hay en los campos, en los
bosques y entre los peñascos en los montes, infinitas especies de flores,
varias en colores y formas que, sin cuidado del hombre, nacen, crecen,
explotan, se multiplican; y son la belleza, la hermosura, el ornato y el
vestido de los prados, de los montes y de las campiñas. No hay una sola especie
de éstas, por más pisada que sea de los animales, que no tenga un dote, una
cualidad especial, además de las que son comunes a toda la raza vegetal.
VIRTUDES NATURALES
Hay virtudes que recibimos de
Dios como autor de la naturaleza: son dadas, y crecen en nosotros sin gran
cuidado nuestro, porque por un don natural tenemos a ellas tendencia,
inclinación, voluntad y amor. Y éstas unas son intelectuales y otras morales.
Sin la caridad no son virtudes perfectas, lo son según el orden natural. No
obstante, transportadas a un terreno cultivado, y formadas bajo la impresión de
la caridad, reciben con la cultura un nuevo brillo. No pueden ser mejor
significadas estas virtudes que por las flores campestres. Un ramillete de
éstas, compuesto y entretejido por la mano de una hábil jardinera, rivaliza en
belleza y perfumes con los que se forman de las cultivadas en los jardines. No
porque las tengamos sin trabajo y cuidado nuestro son menos dignas de aprecio
que las que adquirimos con grandes penalidades nuestras. Una virtud que cuesta
a uno muchas lágrimas, a otro se le ha dado de balde.
VIRTUDES NATURALES NADAS A
MARÍA
Dios, como autor del orden
natural, comunicó a la que estaba destinada para ser su Madre todas las
virtudes naturales en el más alto grado de perfección de que era capaz un alma
racional: sabiduría, ciencia, prudencia, habilidad en el arte de su respectiva
condición. Prudencia, justicia, fortaleza, templanza, con todas las virtudes
adjuntas a éstas. Estas virtudes, dadas con gran perfección, recibieron con el
cuidado, práctica y ejercicio, dirigidas por la caridad, un grado muy sublime
de excelencia.
FLORES CAMPESTRES A MARÍA
¿Qué tienes de bueno que no lo
hayas recibido de Dios? Esa misma virtud que a ti nada te cuesta, y que a otros
falta, cuídala bien, y seas por esto agradecido a quien te la dio. La virtud
que nació contigo, y que ha crecido entre las peñas de mil vicios sin cuidado
tuyo, no la desprecies; cultívala, trasplántala al borde de las aguas de la
gracia, elévala a un fin sobrenatural, y verás qué nuevo aspecto toma.
PRESENTACIÓN DE LA ROSA A
MARÍA
ORACIÓN.- Señora: Pongo hoy en
vuestras manos todas las virtudes, todos los dones, todas las dotes que he
recibido de Dios; y me comprometo a cuidar, cultivar y conservar estas flores.
Recibidlas, y presentadlas a vuestro Hijo.
Beato Francisco
Palau OCD