Cómo ora.- Con santa curiosidad atisba por la ventanilla de la casa
de Nazaret y sorprende a María en su oración. ¡Qué espectáculo! Mírala en su
porte exterior, sin exageraciones, ni dramáticas posturas; de rodillas,
postrada hasta pegar con su frente en el suelo, las manos juntas o cruzadas
ante el pecho, los ojos bajos y modestamente recogidos o levantados para fijar
la vista en el cielo. Penetra hasta ver su fervor interior. ¿Habrá cabida en
Ella para las distracciones, pensamientos inoportunos, cansancios, tibiezas,
aburrimientos, et cétera?
Mírala bien, es tu Maestra de
oración, los Ángeles se pasman y asisten regocijados a la oración de María.
Dios se complace en Ella y se comunica a Ella, con un aumento de gracias, de
beneficios y concesiones que hace al mundo por la oración de María. Y tú, ¿no aprenderás
a copiar en ti algo de este fervor de tu Madre?
Que ora.- Jesucristo más tarde nos enseña que hemos de pedir “El reino de Dios y su justicia” y que
esto pide María, que venga ya el Salvador, que envíe Dios al Mesías, que
acelere cuanto antes la hora de la Redención. Tanto, tanto lo pide, que Dios
complacido no lo sabe, no lo puede negar, y por la oración de María, acelera y
adelanta la hora.
Recuerda las Bodas de Caná.
También allí dice Cristo “aún no ha
llegado mi hora”, pero por la intercesión de María se adelanta y hace el
milagro. Piensa en Dios cambiando su plan y adelantando la hora de enviar a su
Hijo, la de manifestarse en Caná públicamente con su primer milagro, la de
redimir al mundo en la Cruz, la de resucitar tan de mañana el Domingo de
Resurrección. Y todo porque María lo pide con su oración.
Por qué ora.- Porque la oración no es solo útil, sino necesaria. No
tenía Ella necesidad para sí, ni la tuvo Cristo, y, sin embargo, la oración de
Jesús y la de María es sin intermisión. La primera vez que hablan los
Evangelios de María la presentan orando y en la oración recibe la visita del
Ángel; la última vez que la mencionan los Evangelistas, es para decirnos que en
el Cenáculo era Ella la que enseñaba a los Apóstoles a orar y a prepararse para
recibir con la oración al Espíritu Santo.
María comienza su historia
orando y la termina orando. ¡Qué ejemplos te pone Dios para imitarla! Además
con la oración se prepara para ser la Madre del Mesías, y por eso, en medio de
la oración, recibe la visita del Ángel. Toda la obra de la Encarnación está
relacionada con la oración de María.
Tu oración.- En presencia de este sublime modelo piensa:
a) Lo necesaria que es para ti la oración, las pasiones, los
pecados, las imperfecciones y miserias propias te recuerdan esto sin cesar.
b) Los frutos que tú podrías conseguir si fueras alma de oración,
la comunicación con Dios y el gusto de las cosas espirituales, la mayor
perfección y santidad de ahí depende.
c) Cómo oras y cómo debes de orar si te comparas con María; falta
de fervor, atención interna y externa, tus cansancios y rutinas, pretextos para
dejarla y acortarla quizás, cuando más falta te hace.
d) Examina tu oración vocal, cómo rezas a la Virgen el Rosario, tus
oraciones marianas, et cétera.
Pide para ti un gran espíritu
de oración y para el mundo, que por la oración de las almas buenas dé el Señor
vida y forme muchos hijos de María.
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