¿No guardaría en su Corazón un recuerdo y un cariño y un agradecimiento especial, hacia aquellas víctimas que morían por su Hijo? |
Los niños.- Qué simpáticos y atrayentes aparecen estos niños,
primicias de los mártires; humanamente hablando, son dignos de lástima, pero
mirados con ojos de fe, qué dichosos son. Apenas nacen y ya son santos. La
Iglesia los canoniza y celebra su fiesta en los días de Navidad. Son almas
inocentes que gozan en el Cielo de todos los premios concedidos a la inocencia,
a la virginidad y al martirio.
En un momento, la espada del
tirano segó sus vidas, pero Dios les dio otra mucho mejor que nadie se la podrá
quitar y todo, ¿por qué? Porque murieron por Jesús, en sustitución de Jesús,
por causa de Jesús, esa es la razón de su dicha, como es la razón de toda felicidad.
Trabajar, sufrir, sacrificarse y hasta morir por Jesús, he ahí lo único grande,
lo único que puede hacernos felices ahora y siempre.
¿Qué hubiera sido de estos
niños si no hubieran muerto por Jesús? ni hubieran sido santos, no
glorificados, con ninguna corona. Probablemente obreros, pastores, soldados,
quizás verdugos de los que tomaron parte en la Pasión de Jesús, eso hubieran
sido, pero en realidad, mira lo que son, solo por acercarse a Jesús y a la
Santísima Virgen. ¡Cómo les miraría Ella! ¿No guardaría en su Corazón un
recuerdo y un cariño y un agradecimiento especial, hacia aquellas víctimas que
morían por su Hijo? ¡Cómo olvidarse nunca de ellos!
Óyelo bien y grábalo
profundamente en tu corazón. Si quieres que la Virgen te recuerde y nunca te
olvide y Jesús te premie, acércate a Él, ámale y sufre y sacrifícate por Él.
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