La malicia y envidia del
demonio han contribuido, sin duda, a la menor estimación del Santo Rosario,
para detener los torrentes de gracia de Dios que esta devoción atraía al mundo.
Como ejemplo sirva el hecho de como decayó la Cofradía del Santo Rosario
fundada por santo Domino y, por ello, la justicia divina afligió todos los
reinos de Europa el año 1349 con la peste más horrible que se recuerda, la cual
desde Levante se extendió a Italia, Alemania, Francia, Polonia y Hungría y
desoló casi todos estos territorios, pues de cien hombres apenas quedaba uno
vivo; las poblaciones, las villas, las aldeas y los monasterios quedaron casi
desiertos durante los tres años que duró la epidemia. Este azote de Dios fue
seguido de otros dos: la herejía de los flagelantes y un desgraciado cisma el
año 1376.
Luego que, por la misericordia
de Dios, cesaron estas calamidades, la Santísima Virgen ordenó al Beato Alano
de la Roche, célebre doctor y famoso predicador de la Orden de Santo Domingo
renovar la antigua Cofradía del Santo Rosario, que empezó a trabajar en esta
gran obra después que Nuestro Señor Jesucristo, se le manifestó un día en la
Sagrada Hostia: "¿Por qué me crucificas tú de nuevo?" "¿Cómo,
Señor?", le contestó el Beato Alano enteramente sorprendido.
"Son tus pecados los que me crucifican, le respondió Jesucristo, y
preferiría ser crucificado otra vez a ver a mi Padre ofendido por los pecados
que has cometido. Y me crucificas aún, porque tienes ciencia y cuanto es
necesario para predicar el Rosario de mi Madre y por este medio instruir y
desviar muchas almas del pecado; tú los salvarías, impidiendo grandes males, y,
no haciéndolo, eres culpable de los pecados que ellos cometen"
Estos reproches terribles resolvieron al Beato Alano a predicar incesantemente
el Rosario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.