La Santísima Virgen y Santa Ana con el Niño |
La Fe de la Virgen estuvo
sometida a una triple prueba: a la prueba de lo invisible, a la prueba de lo
incomprensible y a la prueba de las apariencias contrarias. Esta triple prueba
superó la Virgen de manera verdaderamente heroica.
Vio, en efecto, a su Hijo en
la cueva de Belén, y lo creyó creador del mundo. Lo vio huyendo de Herodes, y
no dejó de creer que Jesús era Rey de Reyes. Lo vio crecer en el tiempo, y lo
creyó eterno. Lo vio pequeño y lo creyó inmenso. Lo vio pobre, necesitado de
alimento y de vestido, y lo creyó Señor del Universo. Lo vio débil y miserable,
tendido sobre el heno, y lo creyó omnipotente. Observó su mudez, y creyó que
era el Verbo del Padre, la misma Sabiduría increada. Lo sintió llorar, y creyó
que era la alegría del Paraíso.
San Alfonso María de Ligorio
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