"Rezad el Rosario todos los días y Ella lo pensará todo"
Santo Padre Pío
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Santísima Virgen Inmaculada y
Madre mía María, a Ti que eres la Madre de mi Señor, la Reina del mundo, la
Abogada, la Esperanza, el Refugio de los pecadores, recurro hoy, yo que soy el
más miserable de todos, te venero, ¡oh gran Reina!, y te agradezco por todas
las gracias me has dado hasta ahora, especialmente haberme librado del
infierno, tantas veces merecido por mí.
Yo te amo, Señora amabilísima,
y por el amor que te tengo, prometo querer servirte siempre y hacer todo lo que
pueda para que Tú seas amada más por los demás.
Pongo en Ti, después de Jesús,
todas mis esperanzas, toda mi salud, acéptame como tu siervo, y acógeme bajo tu
manto, Tú, Madre de Misericordia.
Y ya que eres tan potente ante
Dios, líbrame de todas las tentaciones u obtenme la fuerza de vencerlas hasta
la muerte.
A Ti te pido el verdadero amor
a Jesucristo, de Ti espero hacer una buena muerte, ¡Madre mía!, por el amor que
tienes a Dios, te ruego me ayudes siempre, pero más en el último momento de mi
vida. No me abandones hasta no verme salvo en el cielo, bendiciéndote y
cantando tus misericordias por toda la eternidad. Amén.
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