Nuestra Señora de las Nieves - Sevilla |
En las nonas de agosto, tiempo
de los máximos calores en Roma, parte del monte Esquilino quedó cubierta de
nieve durante la noche. Y en la misma noche, la Madre de Dios apareció en
sueños, separadamente, al Patricio Juan y su esposa comunicándoles su voluntad de que
edificasen una iglesia en el lugar que viesen cubierto de nieve, y la dedicasen
con el nombre de la Virgen María: en esta forma quería constituirse en heredera de sus
bienes, al no tener hijos a quienes hacer herederos de sus bienes, determinaron legar su hacienda a la Santísima Virgen; por eso suplicáronla ardientemente les diese a conocer de algún modo en qué obra debían emplear su fortuna. Juan lo puso todo en conocimiento del Pontífice Liberio (352-366), quien afirmó
había tenido también el mismo sueño.
Dirigióse, en consecuencia.
Liberio, a la colina nevada, en procesión de Letanías, acompañado del clero y
del pueblo, señalando allí el sitio que debía ocupar la iglesia que en aquel
lugar se edificó, gracias a la munificencia de Juan y de su esposa. Más
adelante fue restaurada por Sixto III (432-440) y dedicada a la Santísima Virgen en 432 con motivo de la definición del Concilio de Éfeso (431), que proclamó su Divina Maternidad. Designósela primeramente con varios
nombres: Basílica de Liberio, de Santa María del Pesebre. Mas habiendo ya en
Roma muchas otras iglesias Consagradas a la Virgen María, acabó por llamársela "Santa María la Mayor", nombre que por sí solo ya indica la preeminencia que
tenía sobre las demás, por lo insólito del milagro y por su mayor dignidad.
Cada año, en memoria de la
nieve que en este día cayó milagrosamente, se celebra el aniversario de su
dedicación.
Del Oficio de Maitines,
del “Breviario Romano”
(Gubianas-1940)
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