LA
AGONÍA EN EL HUERTO
"Pater, si vis, transfer calicem istum a me: verumtamen non mea voluntas, sed tua fiat" |
Oración.- ¡Dios te Salve María, Reina del Santo Rosario! ¡María,
Madre mía, Salve!; a tus pies humildemente postrado me hallo para ofrendarte
una corona de Rosas, blancas flores en memoria de tus gozos, cada flor te
recordará un misterio; cada diez flores van con mi petición para una gracia
particular.
¡Oh Excelsa Reina!,
dispensadora de las gracias de Dios y Madre de todos los que a Ti acuden. Vos
no podéis menospreciar esta ofrenda, con la cual van unidas mis peticiones. Al
recibir estas ofrendas, recibe, asimismo, mis peticiones: de tus grandes
misericordias espero la gracia y favores que con confianza te lo pido.
Cuanto te pido, lo recibiré, y
demuestra que eres mi Madre.
LA AGONÍA EN EL
HUERTO
¡Oh afligida Madre, Virgen
María!, yo medito ahora el misterio de la Oración de Nuestro Señor en el Huerto
de Getsemaní, donde sudó sangre. Al contemplar Jesús los pecados del mundo que
el demonio le demostró para tentarle a no seguir el sacrificio que estaba
próximo a hacer, infundiéndose en su alma el temor por cuanto veía, y cuando
todo su bendito cuerpo sudó sangre ante la visión de las torturas y muerte que
Él tendría, tus sufrimientos, ¡oh Madre querida!, los futuros padecimientos de
su Iglesia, y los que Él mismo sufriría en el Santísimo Sacramento, Él lloró y
exclamó: "Oh Padre, aleja de mi este
cáliz, si es posible", pero inmediatamente, conformándose con la
voluntad de Su Padre, Él, de nuevo exclamó: "No
se haga mi voluntad, sino la Tuya".
Yo, humildemente te ofrezco: 1
Padrenuestro, 10 Avemarías, 1 Gloria
Uno a estas diez rosas mi
petición para poseer la virtud de Conformidad con la Voluntad de Dios y
reverentemente deposito a tus plantas estas flores espirituales.
Acción de Gracias.- ¡Dios te salve María, Reina del Santo Rosario!
¡Madre mía, salve! Humildemente me postro a tus pies para ofrendarte una corona
de, flores. Rosas de color rojo, en memoria de los dolores que sufriste junto a
tu Hijo Divino, cada flor te recordará un misterio; cada diez flores van con
una petición para una gracia particular.
¡Oh Excelsa Reina!, dispensadora
de las gracias de Dios y Madre de todos los que a Ti acuden. Vos, no podéis
menospreciar esta ofrenda, con la cual van unidas mis peticiones. Al recibir
estas ofrendas recibe, asimismo, mis peticiones; de tus misericordias espero la
gracia y favores que con confianza te pido.
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