Totalmente semejante a su Hijo Jesús es María, su Madre, que siendo Madre de misericordia, goza cuando socorre y consuela a los míseros. Tanto es el deseo que tiene esta Madre de dispersar gracias a todos, que dice Bernardino de Bustos que más desea Ella hacernos bien y concedernos mercedes, que nosotros recibirlas.
Os saludo, ¡oh María! Vos sois
la esperanza de los cristianos, y por eso me dirijo a Vos. Recibid, ¡oh tierna
Madre!, la plegaria que os hace un pecador, pero un pecador arrepentido que os
honra y que, después de Dios, pone en Vos toda la esperanza de su conversión y
de su salvación. Estoy en deuda con Vos por tantas gracias; volvedme a poner en
la gracia y amistad de vuestro divino Hijo. Sois el consuelo de los afligidos.
Dignaos, pues, interceder por mí ante el Señor, para que Él me libre del peso
de mis pecados, disipe las tinieblas de mi espíritu, destierre los afectos
desordenados de mi corazón, reprima las acometidas y las tentaciones de mis
enemigos, a fin de que ayudado por su gracia, en adelante, ordene mi vida de
tal forma, que pueda con su auxilio y bajo vuestra protección llegar al feliz
puerto de la vida eterna.
San Juan Damasceno
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.