Te ruego me concedas espíritu
de penitencia, humildad y mortificación cristiana para imitarte a Ti y a tu
amado Hijo, crucificado por mí
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¡Oh, Inmaculado Corazón de María!,
traspasado de dolor por las injurias con que nosotros, pecadores, ultrajamos tu
Santísimo Nombre y tus Excelsas Prerrogativas.
Aquí me tienes, indigno
hijo tuyo, postrado a tus pies, y
agobiado por el peso de mis culpas, vengo arrepentido y con ánimo de reparar
las injurias que, a modo de penetrantes flechas, dirige contra Ti el hombre
insolente y malvado.
Deseo desagraviar con este
acto de amor y entrega que hago delante de tu Amantísimo Corazón, todas las blasfemias
que se lanzan contra tu Inmaculada Concepción, contra tu Perpetua Virginidad o
tu Divina Maternidad; todas las ofensas que se te infieren, falta de honor a
tus imágenes, y todas las ingratitudes con que los hombres corresponden a tu
Maternal Amor e inagotable Misericordia.
Acepta, ¡oh, Corazón
Inmaculado!, esta pequeña demostración de mi filial cariño, junto con el firme
propósito que hago de serte fiel en adelante, de salir en defensa de tu Santa
Honra, cuando la vea ultrajada, y de propagar tu Santo Culto y tus Santas
Glorias. Concédeme, ¡oh, Corazón Inmaculado de María!, que viva y crezca
incesantemente en tu Amor, hasta verle consumado en la Gloria. Amén.
Pater noster, Ave
María y Gloria
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