PRODIGIO
EN LA BAHÍA DE CÁDIZ, OBRADO POR LA VIRGEN DEL CARMEN, MEDIANTE SU BENDITO Y
MILAGROSO ESCAPULARIO
El agraciado con la protección
misericordiosa de la Virgen Santísima del Carmen, manifestada a través de su
Santo Escapulario, fue un joven marinero, natural de Salamanca y domiciliado en
la calle de Fontana número seis, el cual, habiendo ido en las Navidades del año
1948 a disfrutar de un permiso cerca de sus padres, quiso antes protegerse con
el Santo Escapulario de María Santísima del Carmen.
Se encaminó la tarde antes de
partir, en unión de su prometida, al Carmen de Abajo, de Salamanca, para
recibir ambos la gloriosa librea del Santo Escapulario, que les impuso el Rvdo.
P. Fr. Manuel Ibáñez, Superior entonces de dicha residencia. Antes de despedirles
les insistió el P. Superior: “Sé siempre muy devoto dela Santísima Virgen del
Carmen. Ya sabes que es Patrona especial de los marineros. Si te pasara algo
procura asirte con todo fervor a este áncora del Escapulario e invoca con gran
fervor a nuestra Madre del Carmen, que Ella te salvará”.
Y así fue. A los cinco días ya
estaba nuestro marino en aguas de Cádiz y a bordo del “Artabro”. La mar estaba
revuelta y con fuerte marejada. Era, además, de noche y noche cerrada. El joven
marinero tiene la desgracia de caer desde cubierta al agua, en uno de los
fuertes vaivenes de la embarcación. Lucha con denuedo contra el oleaje
embravecido. Forcejea por hacerse ver u oír del resto de la dotación. Todo en
vano. En medio de su angustioso y mortal peligro sólo una cosa le infunde
confianza en su salvación: el Escapulario que ha pocos días que lleva.
Aclama insistentemente a la
Virgen y besa con encendida y esperanzada fe su Escapulario, que de vez en vez
lleva el oleaje y el viento hasta sus labios. Lleva diez horas luchando con la
mar. Por fin, tras una lucha más que titánica contra los elementos, logra
arribar a tierra, lanzado por una ola gigante, que él diría la impulsaba y
dirigía la diestra de la Virgen Santísima para salvarle.
Lo cuenta él mismo emocionado,
en una carta sentidísima, a su anciana madre, que acude inmediatamente a la
misma iglesia del Carmen de Abajo para dar fervientes acciones de gracias a la
Virgen Santísima y rogar que también a ella se le imponga, como a su hijo del
alma, el Santo Escapulario.
Y para mayor gloria de nuestra
madre del Carmen y aumento de la devoción a Ella y a su bendito Escapulario, lo
transcribimos de la “Gaceta Regional de Salamanca”.
Milagros y Prodigios del Santo
Escapulario del Carmen
por el P. Fr. Juan Fernández
Martín, O.C
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