Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

lunes, 31 de diciembre de 2012

AL FINALIZAR EL AÑO, DULCE MADRE MÍA...

"Reina del mundo dignísima, María, Virgen perpetua, intercede por nuestra paz y por nuestra salvación, Vos que engendrasteis a Cristo el Señor Salvador de todos"
Indulgencia de trecientos días

Al finalizar el año, Dulce Madre mía, quiero pedirte perdón por todo cuanto te ofendí, por todo el mal que hice y el bien que dejé de hacer, por la oración aplazada y mal hecha, por todos mis pecados y miserias… y darte gracias por todos los beneficios que me has traído, sin yo merecerlos, de Dios, con tus generosas y benditas manos.

Te encomiendo a todos los míos, familiares y amigos, con la seguridad de que los guiarás a todos, con tu maternal dulzura.

Ayúdame, Madre mía, a ser bueno, y se mi Luz y mi Camino, para llegar a tu Divino Hijo Jesús. AMÉN


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