Objeto doble.- No hay duda que el objeto de esta devoción del Corazón Purísimo de la Santísima Virgen, puede considerarse de dos maneras: su objeto material y su objeto formal, de suerte que así como el hombre consta de dos elementos, uno material y visible, que es su cuerpo y otro espiritual e invisible que es su alma y así como solo de la unión de estos dos elementos resulta el hombre total y completo, del mismo modo, en esta hermosísima devoción, si no distinguimos y conocemos bien, para luego juntarlos y no separarlos nunca, los dos elementos que la forman, no llegaremos jamás a penetrar en lo que es y vale esta devoción al Corazón Inmaculado de la Virgen.
Pues bien, estos dos elementos son: el primero, material, que es el mismo corazón físico, real, palpitante, de la Santísima Virgen; un corazón de carne, un corazón humano, un corazón en todo semejante al de los demás hombres. Y el otro elemento, el formal, el invisible e inmaterial y que consiste en el amor, en la caridad de la Virgen, encerrada y simbolizada en ese Purísimo Corazón. Si separamos estos dos elementos, destruimos esta devoción o tendremos una devoción parcial e incompleta del Corazón de María.
Por tanto, siempre que hablemos, pensemos, meditemos o tengamos alguna devoción a este Purísimo Corazón entendamos que lo hacemos para honrar al amor de la Virgen, pero encerrado en su Corazón como en un vaso precioso. Su amor es la joya, pero su Corazón es el cofre que lo encierra.
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