Diffúsa est grátia in lábiis tuis
Proptérea benedíxit te Deus in eternum
CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN DEL CARMEN
¡Oh María, Reina y Madre del Carmelo!
Acudo a tus plantas a consagrarme a Ti, pues
toda mi vida es poco para pagarte las muchas
gracias y bendiciones que Dios me ha
concedido por tus manos.
Porque miras con ojos de especial benevolencia
a los que visten tu Escapulario, te ruego
que con tu fortaleza sostengas mi fragilidad y
aumentes en mi la fe, esperanza y caridad a fin
de que pueda rendirte el humilde obsequio de
mi servicio.
El santo Escapulario me sea prenda de
especial protección en la lucha cotidiana para
que persevere en la fidelidad a tu Hijo y a Ti.
Que él me recuerde constantemente le necesidad
de contemplarte y revestirme de tus virtudes.
Desde ahora prometo esforzarme en vivir
unido a tu espíritu y ofrecerlo todo a
Jesús por tus manos, y convertir mi vida en espejo
de tu humildad, caridad, paciencia, mansedumbre
y espíritu de oración.
¡Oh Madre amantísima! Sosténme con
tu amor indefectible para que yo, indigno pecador,
pueda un día cambiar tu Escapulario
por el "vestido de bodas" y habitar contigo en
el reino de tu Hijo. Amén (Pío XII en 1950)
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