El
Corazón Inmaculado de María, Refugio y Escuela
Vela, ¡oh María!, por las
familias y por el mundo del trabajo; vela por cuantos han perdido la fe y la
esperanza; consuela a los enfermos, a los presos y a todos los que sufren; sostén,
¡oh Auxilio de los cristianos!, a los jóvenes, a los ancianos a las personas
que pasan dificultades. Vela, ¡oh Madre de la Iglesia!, por los pastores y por
toda la comunidad de los creyentes, para que sean “sal y luz” en medio de la
sociedad.
La Virgen María, más que
cualquier otra criatura, contempló a Dios en el rostro humano de Jesús. Lo vio
recién nacido, envuelto en pañales y recostado en un pesebre; lo vio cuando
acababa de morir, cuando lo bajaron de la Cruz, lo envolvieron en una sábana y
lo llevaron al sepulcro. La imagen de su Hijo torturado quedó grabada en su
alma; pero esta imagen se vio transfigurada después por la luz de la
Resurrección. Así, en el Corazón de María se custodia el misterio del rostro de
Cristo, misterio de muerte y de gloria. Siempre podemos aprender de ella a
mirar a Jesús con una mirada de amor y de fe, a reconocer en ese rostro humano
el Rostro de Dios.
De las palabras de SS Benedicto XVI en el rezo del Ángelus,
el día 2 de mayo de 2010
Propuesta de una
flor a la Virgen: Repite a lo largo del día esta jaculatoria: “Madre de
Cristo Sacerdote, cuida de los sacerdotes”
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.