Concédeme, ¡oh Reina de los Mártires!, vivir en la cruz
con paciencia, morir en la cruz con esperanza y reinar por la cruz con gloria
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¡Oh Virgen Dolorosa!, por el dolor que sufriste cuando
perdiste a tu Hijo en Jerusalén y estuviste tres días buscándole, te suplico
que nunca yo le pierda por el pecado y que, si le pierdo, le busque con
arrepentimiento, y buscándole, le halle con la sincera confesión en el templo y
le conserve con verdadera religión.
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