Por la Misericordia de Dios y
la intercesión de la Bienaventurada Virgen María, las almas de los fieles
difuntos descansen en paz. Amén.
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¡Oh María, Madre de
Misericordia!, acuérdate de los hijos que tienes en el Purgatorio y,
presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les
perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la luz de su gloria,
donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo Bendito.
¡Oh Virgen María Dolorosa!,
presentadle, con la acerba Pasión de vuestro Hijo, los suspiros, las lágrimas y
todas las penas que sufristeis durante su tribulación, para que, por sus
méritos, reciban alivio las almas que se encuentran en las ardentísimas llamas
del Purgatorio, a fin de que, libres de aquellas cárcel de tormentos, se vean
en el cielo revestidas de gloria, y canten allí eternamente las divinas misericordias.
Así sea.
¡Oh Glorioso Patriarca San
José!, intercede juntamente con tu Santísima Esposa ante tu Hijo por las almas
del Purgatorio. Amén.
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