LUNES
Es verdad que, en mi vida pasada, caí miserablemente en la culpa. Tengo, empero, la esperanza de que, por los méritos de Jesucristo y pos vuestras plegarias, he obtenido ya el perdón |
¡Oh Reina del cielo!, yo que
fui un tiempo esclavo del demonio me consagro ahora a Vos como perpetuo esclavo
vuestro y me ofrezco para honraros y serviros durante toda mi vida. Aceptarme,
pues, por siervo vuestro, y no me desechéis cual merecía. ¡Madre mía!, en Vos
he puesto toda mi confianza. Bendigo y doy gracias a Dios, que, por su
misericordia, me ha dado esta confianza en Vos. Es verdad que, en mi vida
pasada, caí miserablemente en la culpa. Tengo, empero, la esperanza de que, por
los méritos de Jesucristo y pos vuestras plegarias, he obtenido ya el perdón.
Pero esto no basta, ¡Madre mía!, un pensamiento mi aflige, y es que puedo de
nuevo perder la divina gracia; los peligros son continuos y los enemigos no
duermen, y nuevas tentaciones me asaltan. ¡Ah Señora mía, protegedme! Ayudadme
en los asaltos del infierno y no permitáis que de nuevo cometa el pecado y
ofenda a vuestro Divino Hijo Jesús. No, no ocurra jamás que de nuevo tenga que
perder el alma, el paraíso y Dios. Esta gracia os pido, ¡oh María!, ésta
quiero, para ésta interceded por mí. Así lo espero. Así sea.
Tres Avemarías en reparación
de las blasfemias contra la Santísima Virgen María.
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