Domingo
No merezco siquiera que me miréis; pero sé que Vos al ver a vuestro Hijo muerto para salvar a los pecadores, deseáis en gran manera ayudarlos |
He aquí a vuestras plantas,
¡oh Madre de Dios!, un miserable pecador, que a Vos acude y en Vos confía. No
merezco siquiera que me miréis; pero sé que Vos al ver a vuestro Hijo muerto
para salvar a los pecadores, deseáis en gran manera ayudarlos. ¡Oh Madre de
misericordia!, volved vuestros ojos hacia mis miserias y tened compasión de mí.
Oigo como todos os llaman refugio de los pecadores, esperanza de los que
desesperan, auxilio de los abandonados. Vos sois, pues, mi refugio, mi auxilio
y mi esperanza. Vos me habéis de salvar con vuestra intercesión. Socorredme por
amor a Jesucristo, dad la mano a un miserable caído, que se encomienda a Vos.
Sé que experimentáis gran consuelo en ayudar a un pecador, cuando podéis;
ayudadme, pues, ahora que podéis ayudarme. Con mis pecados he perdido la divina
gracia y mi alma. Me pongo ahora en vuestras manos: decid qué he de hacer para
recuperar la gracia del Señor, pues en seguida quiero hacerlo. Él me manda a
Vos, para que me socorráis; quiere que recurra a vuestra misericordia, para
que, no sólo los méritos de vuestros Hijo, sino también vuestras plegarias me
ayuden a salvarme. A Vos, pues, acudo. Rogad a Jesús por mí. Haced conocer el
bien que sabéis hacer al que confía en Vos. Así lo espero. Así sea.
Tres Avemarías en reparación
de las blasfemias contra la Santísima Virgen María.
gracias, nececitaba estas oraciones a nuestra Madre Santísima,la Virgen María. reciban la gracia de Dios.
ResponderEliminarSiervos inútiles somos... Pax et Bonum!
ResponderEliminar