MARÍA MODELO Y GUÍA
Me acojo, ¡oh María!, bajo tu amparo; sé la guía y el modelo de mi vida interior |
El mes de mayo es el mes de María. Por esto, al abrirse mayo, todo corazón cristiano se vuelve espontáneamente a la Madre del cielo con
ansias de vivir más íntimamente en unión con Ella y de fortalecer los lazos que
lo atan a Ella. ¡Qué dulce y confortador es encontrar en nuestro camino
espiritual –duro a veces de fatigas y dificultades- la figura delicada de una
Madre! Se está tan bien junto a la Madre… Con Ella todo se hace fácil: el
corazón abatido y cansado, el corazón azotado por las tempestades encuentra la
fuerza y la esperanza que perdió y reanuda con nueva energía el camino.
“Si se levantan los vientos de las tempestades –canta San Bernardo- si chocas contra los escollos de las tribulaciones, mira la estrella, invoca a María. En los peligro, en las angustias, en las dudas, piensa en María: invoca a María”
Hay momentos en que la senda dura de la nada cansa y
confunde nuestra debilidad: entonces, más que nunca, necesitamos una mano que
nos sostenga, la mano de una madre. Antes que nosotros recorrió María Santísima
el camino estrecho y difícil de la santidad, antes que nosotros llevó la cruz y
antes que nosotros escaló las alturas del espíritu a través del sufrimiento.
Quizás a veces no nos atrevemos a fijar nuestra mirada en Jesús, el Hombre-Dios,
porque se Divinidad está muy lejos de nuestra pequeñez; pero pensemos que junto
a Él está María, su Madre y nuestra Madre, una criatura, excelentísima
ciertamente, pero como nosotros; y por lo tanto el modelo más accesible a
nuestra debilidad.
En este mes María sale a nuestro encuentro para tomarnos
por la mano, para introducirnos en el Secreto de su vida interior y ser de esta
manera el modelo y la norma de la nuestra
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