Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

domingo, 18 de mayo de 2014

LOS FAVORES DE NUESTRA MADRE MARÍA

UN «EXTRAVIADO» QUE VOLVIÓ A DIOS 


Un misionero, Párroco de Cuzco (Perú), escribe: 

En mi extensa Parroquia, y con la colaboración de un grupo de Catequistas, estoy haciendo campaña de difusión del rezo de las tres Avemarías. Y el éxito es grande porque Dios hace derroche de sus gracias mediante su Madre Santísima... 

«En junio de 1969 pasé por una "hacienda" muy alejada de los caseríos y aldeas. El dueño de la finca ya era de edad avanzada; había sido seminarista, y luego, sin contraer matrimonio canónico, se unió a una mujer con la que tuvo varios hijos. Aproveché mi visita para dejarle una estampa sobre la devoción de las tres Avemarías, recomendándole que no dejara de rezarlas todos los días, y siempre que sintiese preocupación por cualquier problema. 

»A finales del mes de octubre vinieron a buscarme de parte del dueño de aquella. "hacienda' para pedirme con insistencia que, no obstante la distancia, fuera a aquella casa, porque dicho señor estaba muy grave y deseaba recibir los últimos Sacramentos. 

»Allí fui acompañado de dos Catequistas, y al vernos el enfermo, llorando amargamente y con voces entrecortadas, pidió confesar. 

»A continuación declaró que había rezado las tres Avemarías desde que se las había aconsejado y que a poco de rezarlas se sintió movido a "regularizar su vida" y volver a la gracia de Dios. 

»Tanto le ayudaba la Santísima Virgen a su cambio espiritual, que hasta empezó a rezar el Santo Rosario durante su enfermedad. 

»Como apremiaba su gravísimo estado, sin pérdida de tiempo contrajo matrimonio, recibió la comunión juntamente con su esposa y los hijos legitimados, y le administré la Extremaunción. 

»Media hora, exactamente, después de esto, descansó en la paz del Señor.» 

La Madre de Dios había acreditado una vez más su especial patrocinio respecto de quienes la invocan con las tres Avemarías. 

P. Braulio Ascarza Sotelo, 7 noviembre de 1969, Perú

«Los asombrosos frutos de una sencilla devoción»


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