Yo os ofrezco moderación en todos mis gestos, acciones y movimientos exteriores. Recibid mis propósitos, y dadles fuerza y eficacia |
DÍA SÉPTIMO
LA FLOR DEL NARANJO
En los países del Norte el naranjo es para los jardines
una cosa muy rara, se conserva, pero para salvarle allí contra los hielos y
fríos se necesita gran precaución, y se mira como uno de los mejores
ornamentos. Entre nosotros, esto es, en países cálidos, el naranjo en mayo
produce tal cantidad de flores y llena los jardines de perfumes tan aromáticos,
que parece nos vuelve al paraíso de donde por la culpa fuimos desterrados. En
esta estación un bosque de naranjos echa muy lejos su fragancia, porque da
flores en gran escala. Es siempre verde, y de un verde vivo y encendido.
LA ESPERANZA
La fe, la esperanza y la caridad son en el Jardín de la
Iglesia de las Virtudes las más nobles, las más excelentes y sublimes. Todas
nuestras relaciones con Dios se fundan sobre ellas. La fe nos da de Él una idea
o noticia pura y adecuada, y nos le representa tal como es Él en sí. La
presencia de Dios en nuestra alma por una fe pura produce la esperanza, por que
por la fe le miramos Salvador, Redentor, Protector y Bueno. Es la esperanza una
virtud infusa en el alma que la dispone y mueve a esperar de Dios en esta vida
los auxilios de la gracia y de los dones del Espíritu Santo, y en la otra, la
vida eterna mediante nuestras buenas obras. Corresponde a ella el don de
ciencia. Siendo una de las tres virtudes principales, debe ser representada por
una flor que tenga algo de grande y de sublime. Tal es la del naranjo; es
pequeña, pero se nos presenta en los ramos apiñada, y en una abundancia que
excede a todas las demás plantas odoríferas. Este árbol siempre hermoso nos
recuerda las glorias y las delicias del paraíso que perdimos por la culpa.
LA ESPERANZA EN MARÍA
Había más de cuatro mil años que los infiernos estaban
abiertos envolviendo entre sus llamas voraces a millares de almas reprobadas
por la culpa: los cielos cerrados; los hijos de Adán sujetos al príncipe de las
tinieblas que les había vencido; los demonios adorados bajo las monstruosas
figuras de las pasiones más feas, el trono de Dios inaccesible. Una joven,
devorada por los ardores de la caridad, se propone en su ánimo cambiar la faz
del mundo moral; pide la salvación, pide y la espera, espera y la consigue. A
la fe, a la esperanza y a la caridad de María debemos nuestra salvación.
¡Gloria a Ella!
UN RAMO FLORIDO DE NARANJO A MARÍA
Revisemos nuestro jardín: estamos en mayo: busquemos el
naranjo, veamos si está en flor. ¿Esperas? ¿te salvarás? ¿irás al cielo,
entrarás al paraíso separada tu alma del cuerpo? ¿qué respondes? ¿tienes la
esperanza? ¿está en ti esta necesaria virtud? Si está en ti, ella responderá y
dirá «sí, yo seré salvo porque Dios me salvará: me salvará porque yo allá al
fondo de mi alma así lo espero». ¿Qué temes? ¿qué tiemblas? ¿qué dudas? ¿qué
vacilas? ¿se está acaso discutiendo de si te salvarás o te perderás? ¿que has
perdido tu esperanza? Si así fuese, corre, acógete a María, preséntale esa flor
y dile:
PRESENTACIÓN DE LA ROSA A MARÍA
ORACIÓN.- Señora: Yo espero salvarme; yo espero que Vos
me alcanzaréis los auxilios de la gracia para vivir cristianamente, fío a la
bondad de Dios mi salvación. Yo prometo fidelidad, lealtad y exactitud en la
observancia de la ley santa del Señor.
Beato Francisco Palau OCD
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