Por Medio de María se puede esperar todo; porque es la más perfecta y la más elevada de las criaturas |
DÍA CUATRO
LA YERBA BUENA O YERBA SANA, Y
LA ROSA SIN OLOR
Lo que llamamos yerba buena es
uno de los adornos de nuestros jardines y huertas. Es verdad, no tiene otras
cualidades que su color verde, su perpetuidad, su gran multiplicación al borde
de los arroyos, y además, su gran fragancia cuando se toca, se divide y se
pisa. Tiene, además, varias virtudes y propiedades para el servicio nuestro.
Únase la yerba buena con la rosa sin olor, y tendrá el ramillete de hoy olor y
belleza.
LA MISERICORDIA
La caridad para con los
prójimos, o sea el amor de Dios, al difundirse desde nuestros corazones hacia
los prójimos, produce en nuestras almas un efecto que le es muy natural, tal es
la misericordia; esto es, le dispone a tomar parte y a mirar por propias las
necesidades de nuestros prójimos. El que no tiene un corazón que parte las
penas con sus prójimos, mirándolas como cosa suya, no tiene misericordia; esto
es, un corazón afectado a la presencia de la miseria y de las necesidades
ajenas; y el que no usa de misericordia, no hallará en Dios misericordia. En el
jardín misterioso de la Iglesia, ninguna planta hemos encontrado que más se acomode
en sus propiedades y virtudes a la misericordia que la yerba buena o yerba
sana.
LA MISERICORDIA EN MARÍA
María, desde su concepción
inmaculada, tomó como propia la causa de todos los hijos de Adán, y movida e
impulsada por esta virtud, negoció
eficazmente con Dios nuestra salvación. Esa Madre de misericordia toma por
suyas las necesidades de sus hijos.
YERBA BUENA Y LA ROSA DE TODO
EL AÑO A MARÍA
¿Tienes amor verdadero a Dios
y a tus prójimos? Si tienes caridad, la misericordia es una hija suya, y estará
contigo: y si hay en ti misericordia, padecerás por todas aquellas causas y
motivos por los que sufrió y padeció Jesús y María su santísima Madre. Tendrás
pena y compasión de los males morales gravísimos que afligen a nuestra santa
madre la Iglesia; y tomando por propias las miserias y necesidades espirituales
de las almas, te sacrificarás por ellas.
PRESENTACIÓN DE LA ROSA A
MARÍA
ORACIÓN.- Señora, ¿qué puedo
yo hacer para el bien de las almas? Yo me ofrezco en sacrificio al pie de la
cruz para su salvación. Yo me obligo, yo me comprometo a poner por obra la
misericordia de aquel modo y bajo la forma que me sea designada por las leyes
de la caridad. Recibid, Señora, esta mi ofrenda; aceptad este ramo siempre
verde; bendecid mis propósitos; alcanzadme las gracias y dones que necesito
para conservar esta virtud en mi corazón.
Beato Francisco Palau OCD
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