Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

martes, 25 de octubre de 2016

¡OH INMACULADA Y PURÍSIMA VIRGEN MARÍA!

Vos nos habéis reconciliado con nuestro Dios

¡Oh Inmaculada y Purísima Virgen María, Madre de Dios, Reina del universo, Bondadísima Señora nuestra! Vos sois superior a todos los Santos, la esperanza de los escogidos y la alegría del Paraíso. 

Vos nos habéis reconciliado con nuestro Dios; Vos sois la única Abogada de los pecadores, el Puerto seguro de los que naufragan, el Consuelo del mundo, la Redentora de los cautivos, el Regocijo de los enfermos, el Recreo de los afligidos, el Refugio y la Salvación del universo.

¡Oh Excelsa Princesa, Madre de Dios, cubridnos con las alas de vuestra misericordia, tened piedad de nosotros!

No tenemos más esperanza que en Vos, ¡oh Virgen Purísima!; nos hemos entregado a Vos, y consagrados a vuestro obsequio, llevamos el nombre de vuestros siervos; no permitáis, pues, que el demonio nos lleve consigo al infierno. 

¡Oh Virgen Inmaculada!, ponednos bajo vuestra protección: por esto acudimos sólo a Vos, y os suplicamos que impidáis que vuestro Hijo, irritado por nuestros pecados, nos abandone al poder del demonio.


¡Oh María, llena de gracia!, alumbrad mi entendimiento, moved mi lengua para cantar vuestras alabanzas y principalmente la Salutación angélica tan digna de Vos. 

Yo os saludo, ¡oh Paz!, ¡oh  Alegría!, ¡oh Salud y consolación de todo el mundo! Yo os saludo, ¡oh el mayor de los milagros que jamás se haya obrado en el mundo!; paraíso de delicias, puerto seguro del que se encuentra en peligro, fuente de la gracia, medianera entre Dios y los hombres.


¡Oh Madre de Jesús, amor de Dios y de todos los hombres!, a Vos sea dado honor y bendición, con el Padre, y el Hijo, y el Espíritu Santo. Amén.

San Efrén


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