¡Oh
bienaventurada María! Fijos están y estarán siempre en Vos los ojos de los
fieles, como en la grande obra que a todos los siglos interesa. En Vos
encuentran los ángeles la alegría, los justos la gracia y los pecadores el
perdón. Con justicia os invocan todas las criaturas, porque en Vos y por Vos la
mano del Omnipotente ha reproducido en cierto modo todo lo que antes había
creado. Dignaos admitir lo poco que yo puedo ofrecer a Dios y ofrecédselo por
mí, para que por vuestra intercesión no sea rechazado. Amén.
San Bernardo
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