“Nunca tengas miedo de amar demasiado a la Virgen. Jamás podrás amarla más que Jesús”
San Maximiliano Kolbe
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¡Oh Soberana mía! Vos sois el
consuelo que el mismo Dios me ha concedido; Vos sois mi guía en la
peregrinación de este mundo, la fuerza en mi debilidad, la riqueza en mi
miseria, el bálsamo que cura mis heridas, el consuelo en mis dolores y la
libertadora que rompe mis cadenas. Dignaos, ¡oh Virgen Santa! escuchar las
humildes súplicas de vuestro siervo, y compadeceos de mis lágrimas, Vos que
sois mi paciencia, mi refugio, mi esperanza, mi salvación y mi apoyo. Amén.
San Germán de
Borgoña
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