¡Oh Madre mía!, al pie de la Cruz de tu Hijo, viva siempre y muera contigo, redimido y santificado por la Sangre Preciosísima de nuestro Redentor |
¡Oh Virgen Dolorosa!, por el
dolor que sufriste al recibir a tu Hijo muerto y bajado de la Cruz, te suplico
me alcances el perdón de mis culpas, que fueron la causa de su muerte, y que
sus heridas se graben profundamente en mi memoria y mi corazón, como testimonio
de su amor, para que le ame hasta la muerte… Salve Regína, Mater
misericodiae...
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