La cristiandad hoy en día está de nuevo en decadencia.
Nuestra Señora vino a Fátima para advertir de esta decadencia, del castigo, y
la victoria con la famosa frase: “Al final mi Corazón Inmaculado triunfará”. En
ese mismo conjunto de apariciones en las que Ella anunció su victoria, Ella
deseó aparecerse con el hábito de la Orden Carmelita, como una forma de
confirmar su antigua predilección por ella e indicar que esta Orden será parte
de su glorioso reinado. Con el hábito, Ella realizó simbólicamente una síntesis
del pasado y el futuro, en el mismo momento en que Ella anunció el fin de una
era y el comienzo de otra.
Glorifiquémosla y pidámosle que nos
prepare, a quienes somos carmelitas en espíritu, para pasar por el castigo y
ser piedras vivas en el Reino de María.
Dr. Plinio Corrêa de Oliveira
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