Desagravio
al Corazón de María
"Que no ofendan más a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido"
13/10/1917 - Sexta Aparición
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La Virgen pidió en Fátima a los tres niños ofrecieran
sacrificios en reparación de las ofensas que se infieren a su Inmaculado
Corazón. Pidió en particular la comunión reparadora de los Primeros Sábados.
Lo que sostiene a este mundo pecador es el espíritu de
reparación, que llega a su valor más alto en el Santo Sacrificio de la Misa,
donde Nuestro Señor encabeza las reparaciones y desagravios de la Iglesia toda
a su Eterno Padre.
Se ofende a Dios, y se ofende mucho también a su amadísima
Madre, cuyo Corazón gime atravesado por la Espada. "Ese vaso de santidad
-exclama San Buenaventura- ¿cómo se ha trocado en mar de penalidades?" La
Virgen Madre puede responder: "Hijos he criado y exaltado, mas ellos me
despreciaron".
¡Penitencia! nos dice María en Fátima como en Lourdes.
Sí: Fátima es un pregón de penitencia para esta época en que se niega la
gravedad del pecado, se glorifica el sensualismo y se concretan las
aspiraciones a gozar de esta vida.
No volver a pecar: esto es lo primero en el verdadero
penitente. Y luego, mortificarse y sufrir por Dios. Oigamos, pues, el clamor de
María: ofrezcamos oraciones, buenas obras y sacrificios en desagravio a su
afligido Corazón.
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