Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

viernes, 1 de mayo de 2020

MES DE MAYO, MES DE MARÍA


Mayo, el mes de las promesas.- ¿Por qué el mes de mayo ha sido escogido como el mes, durante el cual practicamos de una manera especial la devoción a la Santísima Virgen?

Ello es debido a que el mes de mayo es el tiempo en que la tierra se adorna con hierba nueva y follaje lleno de frescura, después de las duras heladas y de las nieves del invierno, y de la atmósfera desabrida, el fuerte viento y las lluvias de los comienzos de la primavera. Las flores se muestran por todas partes, sobre los árboles y en los jardines; los días son largos, y el sol sale pronto y se pone tarde. Esta alegría y este gozo de la naturaleza exterior son las naturales de nuestra devoción a Aquella, que es llamada Rosa mística y Casa de oro.

Se puede objetar que, en nuestros climas, el mes de mayo es, con frecuencia, sombrío e inclemente. No lo podemos negar; pero a pesar de ello, este mes es siempre el de las promesas y el de la esperanza. Aun cuando ocurra que en él el tiempo, a veces sea malo, es con todo el mes de mayo el que nos anuncia y da comienzo al verano. Sabemos que nada puede traernos desagradable, y que pronto llegará el buen tiempo. “La explosión de la hermosura”, dice el Profeta, “aparecerá al fin y no mentirá: si tarda, aguardadla, porque vendrá seguramente, y no faltará”.

Luego mayo es el tiempo, sino de la realización, a lo menos de las promesas, ¿y no es éste el aspecto bajo el cual podemos, con razón considerar a la bienaventurada Virgen, Santa María, a quien está dedicado?

Dijo el Profeta: “Saldrá un tallo de la raíz de Jesé, y una flor surgirá de la raíz” ¿Quién es la flor, sino Nuestro Señor? ¿Cuál es el tallo o la hermosa planta, donde se abre la flor, sino María, Madre de Nuestro Señor, María, Madre de Dios?

Estaba predicho que Dios vendría a la tierra. Cuando llegó la plenitud del tiempo ¿de qué manera se anunció su venida? Por medio del Ángel, que fue a saludar a María. “Salve, llena de gracia”, dijo Gabriel, “el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres”. Era, pues, Ella misma, la Promesa segura del Salvador que venía. Por esto el mes de mayo ha de ser, por un título especial, el mes de María.

John Henry, Cardenal, Newman



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