Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

lunes, 2 de julio de 2018

VISITACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN A SANTA ISABEL

¡Qué dulce es pensar que por medio de la Santísima Virgen quiso Jesús llevar a cabo la primera santificación de las almas como lo hizo con santa Isabel y su hijo! 


Tres meses estuvo el Arca de la Alianza en casa de Obededón y Dios bendijo a aquella casa derramando sobre ella gracias y prodigios inmensos. ¿Qué extraño, por consiguiente, que en la casa de Zacarías donde estuvo otros tres meses el Arca Divina llena del Maná del Cielo, la colmara el Señor de bendiciones? Veamos cómo así fue con Santa Isabel y San Juan.

La Visitación en Santa Isabel.- ¡Qué dulce es pensar que por medio de la Santísima Virgen quiso Jesús llevar a cabo la primera santificación de las almas como lo hizo con santa Isabel y su hijo! Comprende, pues, de una vez, que la santificación de tu alma tampoco la llevará a cabo el Señor sino en la medida que tú te entregues a María.

Considera después el recibimiento que haría santa Isabel a su prima. ¡Qué gusto! ¡Qué alegría! ¡Qué satisfacción! Nunca había sentido nada semejante. Imagínate cómo la agasajaría y qué de cosas inventaría para hacer a la Virgen agradable su estancia en aquella casa. ¿Qué hubieras hecho en semejante ocasión? ¿No te da una santa envidia esta mujer que tiene la suerte de ser la primera en ofrecer sus obsequios a María? ¿No será mejor imitarla? También la Virgen quiere visitar tu corazón, morar en tu alma. ¿Te acuerdas de agasajarla? ¿O la dejas sola sin pensar que la tienes dentro de ti? Cuando así obras, bien comprendes que cometes una grosería incalificable.

Atiende a María, acompaña a María, sirve a María. ¡Estar al servicio de María! ¡Ser útil a la Santísima Virgen! Piensa bien lo que esto significa y verás qué pensamiento más dulce y más práctico.

Fue llena del Espíritu Santo.- Apenas María saludó a santa Isabel cuando ésta quedó llena del Espíritu Santo. ¡Oh palabras fecundas de María! ¡Qué eficaces son, pues un simple saludo suyo ya sirve para llenar de gracia y santidad a aquella alma! Como las flores derraman por todas partes su aroma, así María derrama y comunica a quien Ella se acerca, la gracia y hermosura de que está repleta.

Pídele que guarde para ti alguna de esas palabras suyas que te santifiquen, que no las emplee todas con otras almas, aunque las merezcan y aprovechen mejor que tú, que precisamente por tu gran miseria, necesitas más que otras de Ella y que confías no te dejará.

Piensa además cómo han de ser las palabras que salgan de tu boca, palabras de edificación y santificación para el prójimo; nunca palabras ociosas, inútiles, perjudiciales, que desedifiquen o contribuyan a hacer pecar o faltar en algo a los demás.



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