¡Oh Virgen!, Tú le contemplas con ojos piadosos, y consideras en Él, no tanto el dolor de las heridas como la salud del mundo |
¡Oh Santa Madre!, graba
profundamente las llagas de Jesús Crucificado en mi corazón.
Hazme partícipe de las penas
que tu Hijo llagado por mí se dignó sufrir.
Que mientras yo viva, mis
lágrimas se mezclen a las tuyas, compadeciendo al Divino Crucificado.
Que permanezca a tu lado junto
a la Cruz compartiendo tu duelo.
ORACIÓN
¡Oh Dios!, en cuya Pasión fue
traspasada de dolor el Alma dulcísima de la Gloriosa Virgen y Madre María,
según la profecía de Simeón: concedednos propicio, que cuantos veneramos su Transfixión
y Pasión, consigamos por los gloriosos méritos y preces de todos los Santos que
se mantuvieron fieles al pie de la Cruz, los frutos felices de vuestra Pasión.
Vos que vivís y reináis, por los siglos de los siglos. Amén
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