Ruega por nosotros, Virgen y Madre Dolorosísima, que estuviste constantemente junto a la Cruz de Nuestro Señor |
Acuérdate, Virgen Madre de Dios, cuando estés en la
presencia del Señor, de hablar en favor nuestro y que aparte su indignación de
nosotros.
¡Oh Santísima Madre!, hazme esta gracia: fija en mi corazón
con eficacia las Llagas de Jesús Crucificado.
Haz que de Cristo en mí lleve la muerte, que participe su
Pasión y suerte y medite en sus Llagas apenado. Para que no arda en los eternos
fuegos, defiéndeme Tú, ¡oh Virgen!, con tus ruegos, en el día del Juicio.
Y Tú, ¡oh Cristo!, al salir yo de esta vida, por tu Madre
querida, haz que llegue a la palma de victoria. Cuando mi cuerpo muera, haz que
mi alma adquiera del Paraíso la Gloria.
Rezar tres avemarías
OREMOS
Te rogamos, Señor nuestro Jesucristo, que interceda ante tu
clemencia la Bienaventurada Virgen María tu Madre, cuya alma atravesó la espada
de dolor en la hora de tu Pasión. Lo pedimos por Ti, ¡oh Jesucristo!, Salvador
del mundo, que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo, Dios, por los
siglos de los siglos. Amén.
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