De los insultos que los protestantes y otros herejes lanzan contra tu culto dulcísimo, te consolaremos ¡oh María! |
¡Oh Madre nuestra dulcísima! Permite por piedad, que
nosotros tus devotos hijos, unidos en un solo pensamiento de veneración y amor,
vengamos a reparar las horrendas ofensas que cometen contra Ti tantos
desventurados que no conocen el paraíso de bondad y de misericordia de tu
corazón maternal.
De las horribles ofensas que se cometen contra tu
dulcísimo Jesús, te consolaremos ¡oh María!
De la espada de dolor que hijos degenerados quieren
nuevamente clavar en tu Corazón maternal, te consolaremos ¡oh María!
De las blasfemias nefandas que se vomitan contra tu
Purísimo y Santísimo Nombre, te consolaremos ¡oh María!
De las infames negaciones que se hacen de tus privilegios
y de tus glorias más excelsas, te consolaremos ¡oh María!
De los insultos que los protestantes y otros herejes
lanzan contra tu culto dulcísimo, te consolaremos ¡oh María!
De las sacrílegas afrentas que los impíos cometen contra
tus carísimas imágenes, te consolaremos ¡oh María!
De las profanaciones que se cometen en tus santuarios, te
consolaremos ¡oh María!
De las ofensas contra la virtud angelical que en Ti se
personifica, te consolaremos ¡oh María!
De los ultrajes que se cometen con las modas perversas,
contra la dignidad de la mujer, por Ti reivindicada y santificada, te consolaremos
¡oh María!
De los horrendos delitos con que se aparta a los
inocentes de tu seno maternal, te consolaremos ¡oh María!
De las incomprensiones de tus derechos divinamente
maternales, por parte de tantas madres, te consolaremos ¡oh María!
De las ingratitudes de tantos hijos a tus gracias bellas, te
consolaremos ¡oh María!
De la frialdad de tantos corazones frente a tus ternuras
maternales, te consolaremos ¡oh María!
Del desprecio de tus invitaciones de amor, te
consolaremos ¡oh María!
De la cruel indiferencia de tantos corazones, te
consolaremos ¡oh María!
De tus lágrimas maternales, te consolaremos ¡oh
María!
De las angustias de tu Dulcísimo Corazón, te
consolaremos ¡oh María!
De las agonías de tu Alma Santísima en tantos Calvarios, te
consolaremos ¡oh María!
De tus suspiros de amor, te consolaremos ¡oh María!
Del martirio que te ocasiona la pérdida de tantas almas
redimidas por la sangre de tu Jesús y por tus lágrimas, te consolaremos ¡oh
María!
De los horrendos atentados que se cometen contra tu
Jesús, que vive en su Vicario y en sus sacerdotes, te consolaremos ¡oh
María!
De la conjuración infernal contra la vida de tu Jesús en
su Iglesia, te consolaremos ¡oh María!
ORACIÓN
¡Oh Madre Santa Dulcísima, que en el heroísmo de tu Amor
Maternal, al pie de la cruz, rogaste por aquellos crueles que martirizaban tan
atrozmente a tu amado Hijo Jesús y desgarraban tu Corazón ternísimo! Ten piedad
de todos los desventurados e indignos que te ofenden; haz que ellos también
puedan ser acogidos en tu seno maternal, purificados por tus lágrimas benditas,
y admitidos a gozar los frutos admirables de tu maternal misericordia. Amén.
Santa María, Madre de Dios y Madre
nuestra, líbranos de las penas del infierno
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