Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

lunes, 20 de abril de 2015

EL CENTRO DE TODAS LAS GRACIAS

¡Oh qué cúmulo de gracias, virtudes y otras disposiciones se agrupan en aquel santísimo y purísimo corazón!

María fue como el centro de todas las gracias y bellezas que Dios había distribuido a los ángeles, a los santos, y a todas las criaturas. María había de ser la Reina y Señora de los ángeles y de los santos, y por lo mismo había de tener más gracias que todos ellos ya en el primer instante de su ser.

María había de ser Madre del mismo Dios. Es un principio de filosofía que entre la forma y las disposiciones de la materia ha de haber cierta proporción: la dignidad de Madre de Dios es aquí como la forma y el corazón de María es la materia que ha de recibir es forma. ¡Oh qué cúmulo de gracias, virtudes y otras disposiciones se agrupan en aquel santísimo y purísimo corazón!...


San Antonio María Claret



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