¡Mi alma está herida de vuestro amor! |
¡Oh María!, Madre mía amabilísima, recibid, os suplico,
los desahogos de mi alma herida de vuestro amor, que reconociendo en Vos al ser
más amable después de Dios, os dice fervorosa:
Augusta Madre de Dios, os amo con todo mi corazón.
Dulcísima Madre mía, os amo con todo mi corazón.
Reina y Señora mía, os amo con todo mi corazón.
Vida, Dulzura y Esperanza mía, os amo con todo mi
corazón.
Corredentora mía, os amo con todo mi corazón.
Protectora y Abogada mía, os amo con todo mi corazón.
Pastora y Maestra mía, os amo con todo mi corazón.
Alegría y gozo de mi alma, os amo con todo mi corazón.
Todo mi Tesoro después de Jesucristo, os amo con todo mi
corazón.
Corazón mío y alma mía, os amo con todo mi corazón.
Porque Dios os hizo tan santa, os amo con todo mi
corazón.
Porque Dios os hizo tan buena, os amo con todo mi
corazón.
Porque Dios os hizo tan bella y agraciada, os amo con
todo mi corazón.
Porque Dios os hizo tan amable y compasiva, os amo con
todo mi corazón.
Porque Dios os hizo tan clemente y piadosa, os amo con
todo mi corazón.
Porque Dios os hizo tan grande y humilde, os amo con todo
mi corazón.
Porque Dios os hizo tan sabia y poderosa, os amo con todo
mi corazón.
Porque Dios os hizo tan perfecta en todas vuestras
virtudes, os amo con todo mi corazón.
Por los infieles que no os conocen, os amo con todo mi
corazón.
Por los herejes que han sido siempre vuestros enemigos,
os amo con todo mi corazón.
Por los malos cristianos que han perdido vuestra
devoción, os amo con todo mi corazón.
Por los infelices réprobos, condenados a no amaros nunca,
os amo con todo mi corazón.
Por vuestra eterna predestinación me gozo y os felicito,
dulcísima Madre mía.
Por vuestra Inmaculada Concepción y por los privilegios
admirables con que en ella fuisteis enriquecida, me gozo y os felicito,
dulcísima Madre mía.
Por vuestra absoluta preservación de todo pecado, me gozo
y os felicito, dulcísima Madre mía.
Por vuestra íntegra y perpetua virginidad, me gozo y os
felicito, dulcísima Madre mía.
Por vuestra divina maternidad, me gozo y os felicito,
dulcísima Madre mía.
Por la resurrección de vuestro cuerpo y Asunción en
cuerpo y alma al Cielo, me gozo y os felicito, dulcísima Madre mía.
Por la gloria que gozáis, sólo inferior a la de Jesús, me
gozo y os felicito, dulcísima Madre mía.
Por el amor que os tienen todos los buenos cristianos en
la tierra, y todos los Ángeles y Santos en el Cielo, me gozo y os felicito,
dulcísima Madre mía.
Por las alabanzas que en el Cielo y en la tierra resuenan
en honor vuestro, me gozo y os felicito, dulcísima Madre mía.
Por los milagros que Dios hace para glorificar vuestras
imágenes y confirmar vuestro culto, me gozo y os felicito, dulcísima Madre mía.
Por las excelencias de vuestro Corazón que no alcanzan
las inteligencias humanas ni angélicas, me gozo y os felicito, dulcísima Madre
mía.
Que me alcancéis amaros mucho, os suplico, dulcísima
Madre mía.
Que me alcancéis amaros siempre, os suplico, dulcísima
Madre mía.
Que me alcancéis imitaros para ser mejor hijo de vuestro
Corazón, os suplico, dulcísima Madre mía.
Que me alcancéis ganar muchos corazones para vuestro
amor, os suplico, dulcísima Madre mía.
Que me alcancéis morir con vuestro nombre en los labios y
vuestro amor en el corazón, os suplico, dulcísima Madre mía.
Que me alcancéis estar muy cerca de Vos en el Cielo, os
suplico, dulcísima Madre mía.
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