Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

sábado, 11 de agosto de 2018

CONFIANZA EN NUESTRA MADRE MARÍA

¡Dulcísima María!, es inconveniente que yo, polvo y ceniza, mejor dicho más vil que el polvo por ser pecador y muy propenso a toda perversidad, me atreva a detenerme para considerar tu belleza y tu magnificencia


¿Qué te pasa, hijo? , ¿Quién quiere hacerte daño? No temas; yo me haré cargo de eso. Para el caso, cuenta conmigo y con mi Hijo, tu hermano, quien está a la derecha del Padre y es fiel mediador e intercesor por tus pecados. Debes tener total confianza en Él, porque es Él quien da la vida, es Él quien vence a la muerte. Habiendo asumido carne de mí en el tiempo, engendrado por el Padre desde la eternidad, ha sido enviado para la salvación de todo el mundo. De Él proceden la esperanza y el consuelo, la fe y la victoria. Por eso, acuérdate siempre de Jesús y de María, y no sentirás miedo de ningún enemigo.


Yo soy la Madre del noble amor, del casto y santo temor, del piadoso alivio y del suavísimo consuelo. Por lo cual, al oír mi nombre, regocíjate de todo corazón. Inclínate con respeto y salúdame con alegría, porque al honrar a la Madre honras también al Hijo, que tiene a Dios por Padre. Yo soy María, la Madre de Jesús, y este será por siempre mi nombre. ¿Y quién es Jesús? Es el Cristo, el Hijo del Dios vivo, el Salvador del mundo, el Rey del cielo y de la tierra, el Señor de los ángeles y el Redentor de los fieles, el Juez de vivos y muertos.

De la "Imitación de María",
del Beato Tomás de Kempis





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