EL
VENERABLE FR. DOMINGO DE JESÚS RUZOLA Y LA INDULGENCIA SABATINA
"Sábete, hijo mío, que, aunque son muchos los que visten mi Escapulario, pero pocos cumplen en rigor lo que él les demanda y exige para poder lucrar esta santa indulgencia sabatina" |
Entre los muchos prodigios del venerable siervo de Dios,
Fray Domingo de Jesús, varón santísimo, de cuyo proceso de beatificación se
ocupara la majestad cesárea de Fernando II y la Orden del Carmen Descalzo, por
su eximia virtud y portentosos milagros, se narra el siguiente hecho, acaecido
en el año 1594.
Hallándose el siervo de Dios, Fr. Domingo, en Barcelona,
murió una señora principal llamada doña Ana Cañete, gran bienhechora de la Descalcez
Carmelitana. Era la tal señora devotísima del Santo Escapulario, siendo
escrupulosísima en guardar inviolada la pureza de su alma, en rezar diariamente
el Oficio Parvo de Nuestra Señora y en guardar la abstinencia los miércoles y
sábados en honor de la Virgen Santísima. Aconteció que murió el martes a
primera hora de la noche, y hallándose en oración el siervo de Dios, Fr.
Domingo, fue arrebatado en éxtasis y mostrole el Señor el Purgatorio y las
almas que se encontraban allí expiando sus culpas. Estando admirado y
consternado de lo que allí veía, y de los horrorosos suplicios que padecían las
almas, vio la de esta piadosa mujer a la que Fr. Domingo bien conocía por sus
caridades para con los carmelitas, la cual, como si viese al siervo de Dios,
cuya santidad le era notoria, puesta de rodillas en medio de aquel lago candente,
rogole con gemidos intercediese por ella, suplicando a la Santísima Virgen la
librase de aquel horrendo suplicio.
Apareciósele, instantes después, a Fr. Domingo, la Madre
de Dios, y volviéndose a Ella le pidió con fervorosa súplica tuviera piedad de
aquella alma, y librándola de las espantosas llamas la llevase cuanto antes al
Cielo. La Santísima Virgen respondió a Fr. Domingo que el sábado sería
libertada, para lo cual sería necesario acrecentarle durante aquel espacio sus
penas. Mas deseando el santo varón la liberase antes, volviéndose a la Madre de
la Misericordia dijo: "Creemos firmemente, oh, Madre dulcísima, que por el
privilegio de tu Escapulario, que ella vestía con tanto fervor, y por los
méritos de tu intercesión valiosísima será liberada el día del sábado del
Purgatorio." A lo cual le respondió la Santísima Virgen: "Sábete,
hijo mío, que, aunque son muchos los que visten mi Escapulario, pero pocos
cumplen en rigor lo que él les demanda y exige para poder lucrar esta santa
indulgencia sabatina. Después de esto, habiendo padecido esta santa alma en el
purgatorio durante tres días y cuatro noches, al alborear el día de sábado
salió gloriosa y acompañada de gran multitud de ángeles y se le apareció a Fr.
Domingo Ruzola para agradecerle la intercesión que por ella hiciera a la Reina
del Cielo. Se le dio a entender al varón de Dios, Fray Domingo, que el
acompañarla tantos ángeles era debido a las muchas obras de caridad que hiciera
con los menesterosos durante su vida, pues a las demás ánimas sólo su Ángel de
Guarda las suele acompañar a la gloria.
Milagros y Prodigios del Santo Escapulario del Carmen
por el P. Fr. Juan Fernández Martín, O.C.
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