Eres la Virgen de las vírgenes, toda suave y hermosa, resplandeciente como una estrella, dulce como una rosa, blanca como una margarita, luminosa como el sol y la luna en el cielo y en el tierra |
Clementísima Madre de Dios, Virgen María, Reina del
Cielo, Señora del mundo, alegría de los Santos, aliento de los que delinquen,
escucha los gemidos de los pecadores arrepentidos; atiende los deseos de los
votos; socorre las necesidades de los enfermos; reanima el corazón de los
atribulados; asiste a los agonizantes; protege a tus suplicantes servidores de
los asaltos de los demonios; lleva contigo a los que te aman al premio de la
eterna bienaventuranza, donde con tu amadísimo Hijo Jesucristo reinas con
felicidad por siempre. Amén
Del libro "Imitación de María",
del Beato Tomás de Kempis
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