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¡Amabilísimo
Corazón de María!, que ardéis continuamente en vivas llamas de amor divino;
por Él os suplico, ¡Madre mía
amorosísima!, abraséis mi tibio corazón en ese divino fuego en que estáis
toda inflamada.
Avemaría y Gloria
¡Purísimo Corazón
de María!, de quien brota la hermosa azucena de virginal pureza. Por ella
os pido, ¡Madre mía inmaculada!,
purifiquéis mi impuro corazón, infundiendo en él la pureza y castidad.
Avemaría y Gloria
¡Afligidísimo
Corazón de María!, traspasado con la espada de dolor por la pasión y muerte
de vuestro querido Hijo Jesús, y por
las ofensas que de continuo se hacen a su Divina Majestad; dignaos, ¡Madre mía dolorida!, penetrar mi duro
corazón con un vivo dolor de mis pecados y con el más amargo sentimiento de los
ultrajes e injurias que está recibiendo de los pecadores el Divino Corazón de mi adorable Redentor.
Avemaría y Gloria
¡Oh dulce Corazón
de María, sed la salvación mía!
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