Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

domingo, 27 de abril de 2014

27 DE ABRIL, NUESTRA MADRE DE MONTSERRAT

¡Dulcísima Madre de Montserrat! Acuérdate de mí si yo, vencido por el desaliento o la tristeza, por la perturbación o el desvarío, llegara alguna vez a olvidarme de Ti

Montserrat, el monte serrano, el lugar que los ángeles escogieron para labrar un trono a la Madre de Dios, centro de arte, de cultura, de fe, de culto solemne a la Virgen María. La naturaleza ha derramado en la santa montaña todo se esplendor y galanura.

En 880 se aparecía en ella la Madre de Dios; se le edificaba un monasterio y desde entonces acuden de todas partes a postrarse a sus pies, en cadena ininterrumpida, peregrinos de toda Cataluña y de toda España. Un día serán santos como Vicente Ferrer e Ignacio de Loyola, que vela sus armas ante el altar de la Moreneta para ser armado caballero de Cristo. Más tarde vendrá D. Juan de Austria, que, después de la victoria, vuelve a dar gracias a Dios y a depositar su espada a los pies de la Virgen

ORACIÓN

¡Oh Madre Santa, Corazón de amor, Corazón de misericordia!, que siempre nos escucha y consuela, atiende a nuestras súplicas. Como hijos tuyos, imploramos tu intercesión ante tu Hijo Jesús.

Recibe con comprensión y compasión las peticiones que hoy te presentamos, especialmente (se hace la petición)

¡Qué consuelo saber que tu Corazón está siempre abierto para quienes recurren a ti!

Confiamos a tu tierno cuidado e intercesión a nuestros seres queridos y a todos los que se sienten enfermos, solos o heridos.

Ayúdanos, Santa Madre, a llevar nuestras cargas en esta vida hasta que lleguemos a participar de la gloria eterna y la paz con Dios. Amén.

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