Madre mía del Carmen, bendita seáis; los serafines, los
santos y los justos os llenen de alabanzas, porque con vuestro Escapulario sois
salud de mi alma
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¡Oh Virgen Santísima Inmaculada, belleza y esplendor del
Carmen! Vos, que miráis con ojos de particular bondad al que viste vuestro
bendito Escapulario, miradme benignamente y cubridme con el manto de vuestra
maternal protección. Fortaleced mi flaqueza con vuestro poder, iluminad las
tinieblas de mi entendimiento con vuestra sabiduría, aumentad en mí la fe, la
esperanza y la caridad. Adornad mi alma con tales gracias y virtudes que sea
siempre amada de vuestro divino Hijo y de Vos. Asistidme en vida, consoladme
cuando muera con vuestra amabilísima presencia, y presentadme a la augustísima
Trinidad como hijo y siervo devoto vuestro, para alabaros eternamente y
bendeciros en el Paraíso. Amén.
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