Os diré con San Agustín: “Único refugio de los pecadores, ¡ten misericordia de mí! |
“Lleguemos, pues, con segura confianza al trono de la gracia, para que alcancemos misericordia y hallemos la gracia a fin de ser socorridos en el tiempo oportuno”
Dice San Antonio que ese trono
es María, en el que Dios dispensa todas las gracias. ¡Oh Reina amabilísima!, si
tanto deseáis ayudar a los pecadores, aquí tenéis un gran pecador que a Vos
acude; ayudadme con todo vuestro poder y hacedlo pronto.
¡Oh Poderosa Reina del
Universo, Soberana llena de ternura y de bondad para todos los que os invocan!
Vos sois cerca de Dios la abogada de los pecadores, el puerto seguro de los que
han naufragado; sois la fuerza de los débiles, el consuelo de los afligidos, el
refugio y el asilo de todos los que confían en Vos. ¡Oh Virgen Madre llena de
gracias! Interceded por mí ante vuestro Divino Hijo, y con vuestra intercesión
iluminad mi entendimiento, abrasad mi corazón y desatad mi lengua para que
pueda celebrar vuestras alabanzas y cantar este angélico canto tan digno de Vos
y tan dulce para los que os aman. ¡Salve, oh obra maestra de las manos del
Omnipotente!, ¡paraíso de delicias, fuente inagotable de gracias, mediadora
entre Dios y los hombres! El cielo y la tierra celebren por siempre tus
alabanzas. Yo me uno a ellas para ofreceros el homenaje de un corazón que para
siempre os quedará consagrado.
San Efrén
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