Fuentes de gracias actuales.- Todas las almas, aun las más santas,
necesitan de esos auxilios divinos, llamados gracias actuales sin las que no es
posible practicar acto alguno sobrenatural y meritorio. Estas gracias son, sin
duda, un regalo cariñosísimo de la bondad divina, pues sin merecerlas el
hombre, Dios se las da abundantemente y generosamente. La fuente de donde
brotan es el mismo Corazón Divino de Jesús, que de este modo nos manifiesta,
sin cesar, el amor que nos tiene y el canal por donde descienden, es siempre la
Santísima Virgen, en cuyo Purísimo Corazón se encuentran todas esas gracias,
como represadas y depositadas, para luego repartirlas entre las almas.
¿Comprendes bien a dónde has
de ir a buscar estas gracias? No al Trono de la Justicia, pues de justicia nada
se te debe sino al Trono de la Bondad y Misericordia del Corazón mismo de Dios;
pero ese Trono, ¿cuál es?, ¿dónde está?, ¿dónde encontrarlo fácilmente? Es
evidente que en el Corazón Inmaculado de tu Madre querida.
Todo pues, depende de ti, el
que sepas y quieras ir a esas fuente, a ese depósito, a buscar esas gracias que
necesitas y que Dios está deseando darte y se las da en miles de ocasiones aun
sin tú pedírselas. Pero mira, medita bien en este punto. Dios siempre te
concede suficientísimas gracias actuales conforme a tu estado y condición, de
suerte que por parte suya, nunca queda el que tú te salves o te condenes, te
santifiques o te endurezcas en el pecado; esto depende únicamente de ti, porque
tú, con tu conducta, con tus correspondencias a esas gracias, puedes hacer que
sean o eficaces o ineficaces y aun totalmente inútiles. Nunca olvides que esto
sólo depende de ti, sólo a ti se te imputarán algún día tus caídas y pecados;
sólo a ti se te pedirá cuenta estrechísima del uso o del abuso, del aprecio, o
desprecio que hiciste de tales gracias. ¿Quién no querrá, pues, convertir en
eficaces y aprovechables las gracias que Dios le concede?
He aquí el interés principal
de esta magnífica devoción. La devoción al Corazón de Jesús por medio del
Corazón de María te facilita y en cierto modo te asegura esto: si tu alma sabe
encerrase en esos Corazones de Jesús y de María, no hay duda que sabrá aprovecharse
de las gracias riquísimas que se le concederán, no porque se le quite el uso de
su libertad, sino porque el Corazón de Jesús multiplicará sus gracias y le dará
precisamente aquellas a las cuales, Él sabe que mejor el alma ha de
corresponder.
¿No es esto lo que salta a la
vista al leer las promesas del Divino Corazón? ¿No te has fijado en la multitud
y variedad de gracias que allí se prometen, como si así quisiera el Corazón de
Jesús asegurar su eficacia? Recuerda las promesas que hace para los pecadores, aun
los más endurecidos, para las almas tibias y frías, para las fervorosas que
aspiran a la santidad, para los seglares, para las comunidades religiosas, para
los individuos y familias y naciones, para los sacerdotes y apóstoles, a todos
promete, no ya solo una lluvia abundantísima de gracias, si no lo que es más
importante, la eficacia de las mismas.
Él hará que para sus devotos,
esas gracias no sean inútiles y vacías. ¡Oh! ¿Puedes pensar nada más
importante, nada que tanto interese a tu alma como esto? ¿Cómo no lanzarte
hasta por ese interés a tener esta verdadera y sólida devoción? Suplica al
Corazón de la Virgen que así te la enseñe, que allí aprendas a conocer a amar
al Divino Corazón de Jesús.
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