Me acojo, ¡oh María!, bajo tu amparo; sé la guía y el modelo de mi vida interior |
¡Oh, qué feliz esperanza!;
¡oh, qué refugio! Tú Madre de Dios, eres mi Madre. ¿Cómo no esperaré cuando mi
salvación y mi santidad están en las manos de Jesús, mi hermano, y en las de
María, mi Madre?
San Anselmo
¡Oh María! ¡María, portadora
del fuego! ¡María, portadora de la Misericordia! ¡María, reconquistadora del
género humano, porque con tu carne en que se encarnó el Verbo fue rescatado el
mundo! Cristo lo reconquistó con su Pasión, y Tú, con tu dolor de cuerpo y de alma.
Santa Catalina de Sena
¡Oh María! Tú eres aquel
jardín cercado, en el que se encerró el Dador de todo ser; en Ti se en cerró el
mismo Dios, todo el cielo y todas las criaturas. Con la sangre tomada de Ti fue
salvado todo el mundo. Y si no existieses Tú, ¡oh María!, no existiría para mí
el paraíso; si no existieses Tú, para mí no existiría Dios.
Santa María Magdalena de Pazzis
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