SALVE MARÍA, ESPERANZA DE LOS CRISTIANOS
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¡Salve, María, esperanza de los cristianos! Dignaos
escuchar los ruegos de un pecador que os ama con ternura, que os honra
particularmente y que cifra en Vos la esperanza de su salvación. A Vos os debo
la vida: por Vos he sido restituido a la gracia de vuestro Divino Hijo: Vos
sois la más segura prenda de mi eterna felicidad. Libradme, oh Santísima
Virgen, del peso de mis pecados, disipad las tinieblas de mi espíritu, destruid
las afecciones terrenales de mi corazón; dadme fuerzas para vencer las tentaciones
de mis enemigos, y presidid todas las acciones de mi vida, para que con vuestro
amparo y dirección pueda obtener la eterna felicidad del Paraíso. Amén.
San Juan Damasceno
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